El Logroño se da un baño de autoestima
Los franjivino derrotan en un choque tenso a un Cuenca que se queda descolgado a siete puntos de distancia
Un triunfo de fe, importantísimo de cara a Europa. Faltan muchas jornadas por disputarse aún, pero la victoria de este martes ante un rocoso Cuenca ... es valiosa. No sólo por dejar a un rival directo a siete puntos en la clasificación. El 31-28 en el Palacio ante un rival que no cae nada simpático en Logroño es un golpe moral, un abrazo a la autoestima franjivina. Es un triunfo de la fe. Porque le costó mucho al cuadro riojano romper el cerco montado por Lidio Jiménez y desbaratar el embrollo de partido que había armado el Liberbank. Un encuentro bronco, marrullero, sucio, lento. Un encuentro a la medida de Cuenca, que en esas circunstancias se desenvuelve como pez en el agua.
Porque los conquenses, que jugaban en cuadro, lograron que el Ciudad de Logroño no juegue tranquilo, despistado en defensa y atascado en ataque. Pero los de Miguel Ángel Velasco lograron salir a tiempo de la telaraña montada por los de Lidio Jiménez para llevarse una victoria que disfrutó el Palacio de los Deportes, que acabó desquiciado con la pareja arbitral.
Porque el Ciudad de Logroño no jugó un buen primer tiempo. Y eso que comenzó serio, dispuesto a desgastar a un rival al que conoce mucho pero con el que habitualmente tropieza. Un par de paradas de Sergey Hernández y un par de contras y el conjunto franjivino comenzó pegando fuerte (3-1).
Pero el Cuenca es un equipo rocoso, que sabe recontruirse, que conoce a la perfección de juego y que sabe hacerle daño a los franjivino. A partir de unas defensas agresivas, en la que los jugadores locales perdieron algunos balones, los visitantes se pusieron al frente. Y no solo eso: a dominar el partido ante la incertidumbre que generaba el equipo de Miguel Ángel Velasco, dubitativo en ataque y demasiado blando en defensa. Sobre todo vigilando a los lanzadores como el brasileño Dutra y al pivote. ADN Cuenca al cien pot cien. En cuadro, y con sensación de agotamiento, pero el Cuenca estaba muy vivo.
A Velasco no le gustó lo que veía en pista y solicitó un tiempo muerto. Pocas cosas cambiaron. El Ciudad de Logroño continuó sufriendo los desmarques de Moscariello en la línea de seis metros a espaldas de Kusan, Ligetvari y Sánchez-Migallón; y los defensores laterales fueron incapaces de anular a Ponciano y Dutra, que acabó con una docena de tantos en su haber.
Logroño La Rioja
(16+15): Sergey Hernández, Dapirán (5,2p), Balenciaga (6), Scott (2), Kusan (2), Garciandia (1), Hackbarth (7), Moreira, Sanchez Migallón (1), Ligetbari (3) y Kukic (4).
31
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28
Liberbank Cuenca
(16+12): Carlos Maciel (p), Antonio Suárez, Linde (1), Dario Moscariello (4), Alves Ponciano (2), Eskericic (3), Sergio López (3), Dutra Ferreira (12,4p), Ariel Doldan (2) y Manuel Díaz (1).
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Parciales 3-1, 5-5, 8-8, 9-10, 13-14, 16-16 (descanso), 17-18, 21-21, 23-23, 24-24, 27-25 y 31-28 (final).
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árbitros Álvarez Menéndez y Friera Cavada. Excluyeron por dos minutos a los locales Sánchez Migallón, Kusan y Ligetvari (2 veces).
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incidencias Unos mil quinientos aficionados en el Palacio de los Deportes de La Rioja.
Eso sí, el cuadro franjivino se mantuvo aferrado en partido gracias a la velocidad en los saques de centro. Había más frescura en el conjunto logroñés, y al final ese detalle fue decisivo después de marcharse a los vestuarios con 16-16 en el marcador.
En la segunda parte, la tónica fue la misma. Juego lento del Liberbank Cuenca y una defensa franjivina incapaz de detener e Dutra y un ataque espeso, en el que Lazar Kukic y sobre todo Erik Balenciaga iban a llevar el peso de las acciones e iban a ser determinantes.
Pero pasaban los minutos y el cuadro conquense se venía arriba con su juego desesperante. Encima, los árbitros, muy pitados por la afición local por su lentitud para levantar la advertencia de pasivo y bastantes severos a la hora de excluir a los jugadores franjivino –el Cuenca no tuvo a ningún efectivo con una sanción–, desesperaba a los locales.
Hasta el minuto 50, cuando de la mano de Balenciaga, el Ciudad de Logroño dio un paso al frente. El de Zarauz tomó las riendas del equipo y la defensa, primero, Sergey Hernández, después, y los extremos, sobre todo Rudolph Hackbarth, remataron la faena.
De esta forma, se llegó a los cuatro minutos finales con una renta de tres goles, que sentenciaban el choque. Sin embargo, Lidio Jiménez solicitó un tiempo muerto. En su cabeza estaba el 'goal average' (en Cuenca ganaron los locales 35-28), pero poco le importó a los hombres de Velasco, que disfrutaron del triunfo e hicieron delirar a un público que acabó siendo vital.
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