El Ciudad de Logroño tropieza con la misma piedra
Errores que se repiten. ·
Los franjivino están replicando en el 2024 el inicio de la primera vuelta, en el que no hallaron fluidez en su juegol Ciudad de Logroño le costó arrancar esta temporada. Después de disputar las primeras cinco jornadas solo había sumado tres puntos gracias al triunfo frente ... al Cangas y al empate contra en Huesca; para la novena fecha, solo había sumado una victoria más ante el Torrelavega. A partir de entonces, el 8 de noviembre, encadenó ocho triunfos consecutivos que le sirvieron para clasificarse para la Copa de España y cerrar la primera vuelta en cuarta posición.
En el 2024, los franjivino parecen repetir patrones muy similares porque solo ha sumado cuatro puntos de ocho posibles, antes de medirse al Barça. Cierto es que la paridad de los equipos de Asobal hacen de ella una liga en la que la capacidad de sorpresa es relativamente normal. La derrota en Huesca (36-32), el 9 de febrero, cortó la espectacular dinámica del final de la primera vuelta; la sufrida el pasado en domingo en Irún, exhibió las debilidades de un equipo que hasta entonces mentalmente muy fuerte.
Frente al Bidasoa, el Ciudad de Logroño nunca compitió: sangró por sus cuatro costados. Desde el inicio del partido los hombres de Velasco se vieron desbordados por la movilidad de la primera línea y del pivote, que siempre encontró espacio para lanzar desde los seis metros. El equipo riojano intentó distintas defensas con diferentes nombres, pero los guipuzcoanos continuaron haciendo daño por ese flanco. Y cuando encapsulaban al pivote, la solución la encontraron en el lanzamiento exterior, de Julen Mujica o de Asier Nieto.
En ataque, el bloque franjivino tampoco encontró la fluidez necesaria para hacerle daño al bloque vasco. Solo Álvaro Preciado, que reemplazó a un errático Zaja, pudo jugar con cierto criterio.
Pero más allá de aspectos tácticos, las sensaciones del equipo no fueron buenas. El equipo riojano nunca creyó en sí mismo. A tiempo está de rectificar para enderezar un rumbo y volver a apuntar hacia Europa.
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