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Kule Kusan mira hacia el techo del Palacio al término del partido. Junto a él, David y Eduardo Cadarso. :: Díaz Uriel
CIUDAD DE LOGROÑO - BARCELONA LASSA SUPERCOPA ASOBAL

El Barcelona es de otra galaxia

El Ciudad de Logroño pierde una nueva final ante un equipo azulgrana intratable e insaciable

MARTÍN SCHMITT8 blogs.larioja.com/balonblog * Twitter: @martinrioja

Lunes, 3 de septiembre 2018, 18:49

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El Barcelona cumplió con los pronósticos. No dejó lugar a dudas. Y desde el inicio. El cuadro azulgrana demostró estar a años luz del Ciudad de Logroño en presupuesto, calidad e intensidad. En prácticamente todo los de Xavi Pascual navegan por una galaxia totalmente alejada a la mundana en la que se encuentra el bloque franjivino. Un equipo, el riojano, joven y plagado de ilusión. Sin embargo, con eso no basta. Y menos cuando se planta por delante el Barcelona. Y mucho menos en una final como la Supercopa Asobal. Un título que volvió a caer en las mismas manos (27-35). Algo que viene repitiéndose una y otra vez en el último lustro. Exactamente desde que desapareció de la faz del balonmano el Ciudad Real y luego el Atlético de Madrid, equipo al que mutó el manchego.

Desde entonces, el Barça quedó aislado en un mundo paralelo, atrapado en su universo continental, ganándolo todo en el ámbito nacional. Pero en Europa no es igual. Esto ha obligado a los culés a aumentar el presupuesto de la plantilla para volver a reinar en el viejo continente. Y ayer, el Ciudad de Logroño sufrió a ese 'dream team', con Thiagus Petrus y Ludovic Fabregas -aquel chaval que se midió a los franjivino hace un par de años con la camiseta del Montpellier- como ejes de una defensa que mostró sus garras, sobre todo en la primera parte.

  • Calidad del rival

  • El Barcelona volvió a sacar brillo a la calidad de una plantilla que está más fuerte que nunca y que es candidata a ganar todo, en España y Europa.

  • La juventud franjivina

  • Al Ciudad de Logroño le faltaron más tablas en ciertos pasajes del partido y mostró algo de ingenuidad.

También contrataron los azulgrana a Casper Mortensen, un estilete veloz que mata a la contra, que es dueño de una muñeca mágica; asimismo, se hizo con los servicios del portugués Gilberto Brito Duarte, que jugó en el Palacio con la camiseta del Oporto, que amargó la existencia de Lazar Kukic en el avanzado del 5-1 con el que se plantó el Barça en Logroño. Y a estas figuras hay que sumar a las que ya brillaban con luz propia. Los Víctor Tomás, Sorhaindo, Andersson -jugador que recupera después de una grave lesión-, N'Guesan, Dika Mem, Aron Palmarsson o Jule Doloenec. Un universo de estrellas.

Así, el Barcelona mostró sus señas de identidad desde el principio. Porque desde el primer parcial empezó a abrir el melón de la Supercopa Asobal. Con una defensa intratable, con Thiagus y Fabregas en el centro de la retaguardia, amargaron el debut de Junior Scott, que pudo demostrar muy poco el potencial que tiene. Pecó de novato el francés. Y el mérito fue del Barça, que desde los primeros compases demostró que este tipo de encuentros (y el resto de los de Asobal) servirán como entrenamiento para la Champions, una copa que anhelan desde hace tiempo. Y este año tienen equipo para ganarla o disputársela al Paris Saint Germain.

Quien sí supo leer la defensa rival fue Imanol Garciandia, el más brillante de los franjivino en esa primera parte. Ya en la segunda etapa, el mejor lateral derecho de la temporada pasada evidenció cierto cansancio y sus prestaciones fueron a la baja. De todas formas, el vasco fue el único que creó peligro y que amargó, por momentos, a la defensa azulgrana.

El partido quedó sentenciado en el primer cuarto de hora. Porque poco a poco, los robos, los errores forzados, las desconcentraciones fueron minando la moral del equipo local, que fue perdiendo la intensidad con la que salió a la pista. Porque el Ciudad de Logroño, empujado por una verdadera multitud, saltó a la cancha del Palacio de los Deportes eufórico, enchufado, tratando de sorprender al Barcelona. Pero los de Xavi Pascual, con una defensa 5-1, arruinaron las intenciones franjivinas.

Un vendaval azulgrana

El Barcelona mató el encuentro a la contra, fiel a su estilo: robo de balón y feroz réplica para ajusticiar al rival. Sergey Hernández, que tuvo una buena actuación pese a todo, poco pudo hacer para detener la sangría (13-18 al descanso), aunque lo peor para el Ciudad de Logroño estaba por venir.

El equipo azulgrana fue un vendaval y acabó por liquidar las cosas en los primeros minutos de la segunda parte. Un parcial 5-0 del Barça dejó en la lona a un Ciudad de Logroño que acusó el golpe. Desde entonces, el partido perdió intensidad aunque el dinamismo fue el mismo. Edu Cadarso se hizo con los mandos del Logroño y hubo tiempo incluso para ver debutar a su hermano David, un zurdo de 16 años con mucha calidad. Al final, con un resultado un tanto maquillado, el Barça volvió a gritar 'Campeón'.

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