Valdemar, una visita accesible para todos

Cada vez es mayor el número de familias que la visitan, de ahí que hayan creado un recorrido en el que buscan hacer partícipes a los más pequeños, con yincanas y enigmas para resolver, «examen» final y uvas mágicas –gominolas que les permiten catar el tempranillo blanco, rosé y tinto del año al mismo tiempo que los mayores como colofón–.

En la sala Pioneros se inicia el recorrido. Cristina Boza, responsable de Enoturismo y Eventos de la bodega, pone en valor alguno de sus hitos. En los ochenta fue la primera bodega en elaborar un vino blanco fermentado en barrica (1989); se ha convertido en la primera bodega no americana en establecerse en Estados Unidos –en 2016 en Walla Walla, estado de Washington–; ha sido la primera bodega de Rioja en elaborar un espumoso de viñedo singular (2017), del que salieron 2.050 botellas; y, desde el punto de vista del enoturismo, fue la primera bodega en Europa 100% inclusiva. De hecho, reciben cada año a un grupo alemán con discapacidad visual que pueden tocar una duela de barrica, palpar una plancha de alcornoque de donde salen los corchos u oler los aromas primarios (frambuesa, coco o plátano) y terciarios (chocolate o vainilla) para comprender su presencia en el vino, así como valorar la importancia de la variedad de uva empleada y entender el envejecimiento de los vinos; y llevarse botellas cuyas etiquetas están escritas en braille. Además, a través de códigos QR se accede a explicaciones en lengua de signos para personas con discapacidad auditiva.

En esta sala Pioneros se habla también de los vinos de finca, Las Seis Alhajas, Balcón de Pilatos o La Recaja; vinos de variedades minoritarias por las que ha apostado Bodegas Valdemar. De ahí se continúa a la bodega boutique, donde se elaboran estos vinos de finca, de parcelas especiales o de viñedo singular y se incide especialmente en este término para poner en valor la calidad de la uva que se cultiva en él. Se explica, asimismo, la selección manual de la uva en la elaboración de estos vinos tan especiales, fruto del tesón de la tercera y cuarta generación de la familia, que tenían mucha visión para el campo y apostaron por plantar en fincas concretas la mejor variedad de uva que se podía cultivar, basándose en el tipo de suelo, la localización o la altitud. «De este viñedo singular (Finca Alto Cantabria), donde se plantó viura, sale nuestro Conde Valdemar blanco, el primer blanco fermentado en barrica en España y catalogado como mejor blanco de Rioja en el último informe de 'Wine Enthusiast'», incide Boza.

El viaje sumerge al visitante en la pasión y el respeto de la familia por el vino y por la tierra. Se visita la zona de crianza de sus vinos de la Finca del Marquesado (Ausejo), donde se apuesta por la sostenibilidad y la viticultura basada en la biodiversidad –se busca recuperar la fauna y la flora autóctona del viñedo– que les ha llevado a recibir el sello WfCP (Wineries for Climate Protection).

El recorrido desemboca en los botelleros de madera, de los últimos que quedan en Rioja, que albergan más de dos millones de botellas de reserva y grandes reservas. Preservar el legado en una bodega que ahora exporta el 75% de sus vinos a 55 países de los cinco continentes.