Buen alimento, mejor medicina
El objetivo de una dieta variada y equilibrada, con protagonismo para las frutas y las verduras, no es mejorar la silueta sino ganar salud
SERGIO CUESTA
Domingo, 16 de agosto 2020
Un célebre aforismo de Hipócrates (siglos cinco y cuatro antes de Cristo) surge como punto de partida y final anticipado: «Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento». El insigne médico defendió así en la Antigua Grecia los efectos positivos que una dieta variada arroja en nuestros organismos. Hoy en día, cualquiera lo sabe, lo que se ingiere determina lo que somos y las buenas elecciones repercuten en la fortaleza de nuestra salud. Los consejos más inteligentes están entre nosotros. Porque una dieta es «como una cuenta bancaria». «Y las decisiones buenas sobre la comida son buenas inversiones», que diría la empresaria y escritora Bethenny Frankel. Salud para mañana.
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Al margen quedan las dietas para lucir tipazo en la playa. La pérdida de peso no debe ser el fin en sí mismo, sino un efecto colateral de una dieta equilibrada. «No podemos decir que sea la mejor medicina, pero sí un complemento indispensable. Una buena alimentación nos ayuda a sentirnos y estar mejor, no tiene nada que ver con cuidar la línea», explica Paula Fernández, directora de Nutrium. La belleza de un cuerpo sano está en el interior, a buen recaudo.
A lo largo de la Historia, la alimentación ha desempeñado un papel primordial en la evolución del ser humano y de su calidad de vida. Se sabe y hay preocupación por ello, aunque no siempre se está bien instruido. Quizá no sea fácil estarlo. «Es uno de los problemas que hay con la desinformación. Está todo en constante cambio. Por ejemplo, pasamos de decir que el aguacate engorda y no es muy recomendable a decir que es muy sano. O hace veinte años se decía que el tomate no era bueno para el ácido úrico y hay quien todavía lo cree, pero no», advierte Fernández.
Muchos de los productos estrella para cualquier nutricionista nacen en La Rioja
La Rioja, privilegiada por sus huertas y la calidad de sus productos, es una tierra fértil en soluciones saludables. Aquí, casi en la puerta de las casas, nacen muchos de los productos estrella para cualquier nutricionista. El verano es temporada alta de frutas y verduras. «Deben ser la base de la alimentación. Al menos, el 50 % de lo que comemos», aconseja Fernández. «Además –prosigue–, hay que apostar por alimentos de origen vegetal, como pastas, arroces o legumbres, que se pueden emplear en ensaladas, y también hay que aprovechar los pescados de temporada».
Sin embargo, ya saben, «en casa de herrero, cuchillo de palo». El estudio 'El gasto en alimentos básicos 2017', realizado por EAE Business School con datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente sobre el periodo 2011-2016, señaló a los riojanos como los que menos frutas, hortalizas y verduras consumen en España. Una alarma que desmitifica nuestra propia identidad. ¿Recuerdan la campaña '5 al día'? Aquí no caló. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomiendan un consumo mínimo de 400 gr. de frutas y verduras (excluyendo patatas y otros tubérculos, tres raciones de fruta y dos de hortalizas). «Queda mucho por hacer. Seguimos asociando la alimentación a la estética», lamenta la directora de Nutrium. «Hasta que no se llevan algún susto, las personas no toman conciencia... Tenemos que hacer un esfuerzo», solicita. En su opinión, el contexto actual obliga a reflexionar: «Estar bien alimentado puede favorecer que superemos los síntomas del coronavirus. Te vas a enfrentar mejor a un ingreso largo en el hospital, por ejemplo. Sabemos que el sobrepeso es un factor de riesgo».
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Uno de los problemas radica en las malas elecciones continuadas. El mejor atajo hacia los riesgos es perder de vista la huerta. Si la norma es que productos procesados, precocinados u otros superfluos suplan a frutas, verduras y hortalizas frescas, las perspectivas no son prometedoras. Así, es probable desarrollar déficits nutricionales que a su vez pueden desencadenar serios problemas de salud.
Es agosto y en La Rioja, con un calor sofocante, apetecen platos fríos y simples por encima de otros más elaborados. «Lo ideal es preparar cosas sencillas, que ayuden a una buena digestión. Tampoco hay que tener miedo a comer un buen guiso o pescado, y debemos estar hidratados», considera Fernández. Sopas frías, como el ya adoptadísimo gazpacho andaluz, ensaladas muy variadas, frutas de temporada... «Lo que hay que evitar es el helado y el alcohol diarios. El helado es una bomba de azúcar y el consumo de alcohol está demasiado normalizado», concluye.
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Platos saludables
Además de mucha hidratación, nuestro cuerpo nos pide alimentos refrescantes y ligeros, como pueden ser las sopas frías (gazpachos) y ensaladas, que pueden ser en crudo (lechuga, tomate, cebolla...), de arroz, patata o pasta. Aquí, las opciones se multiplican para complementar sabores y obtener el mayor equilibrio alimenticio posible en la combinación de verduras, hortalizas, frutas, frutos secos e incluso quesos, pescados y carnes magras. Por otro lado, también son recomendables las verduras y hortalizas hervidas (acelga, coliflor), a la plancha (champiñón, berenjena), en crema o puré (calabacín, calabaza) o en crudités para untar salsas (zanahoria, apio). La fruta fresca o en macedonia es el mejor bocado del verano. Asimismo, los frutos secos (almendra, nuez, avellana) y las frutas del bosque (grosella, mora, frambuesa) son óptimos para picar entre horas.
Verduras y hortalizas: Acelga, coliflor, tomate, champiñón, patata, berenjena, calabacín, pepino, lechuga, apio, cebolla, judía verde, endivia, zanahoria y puerro. En La Rioja, disponemos de una variedad enorme de verduras y hortalizas frescas, de temporada y de proximidad. Las hortalizas son muy nutritivas y saludables, con un elevado contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra. Asimismo, incluyen poco almidón y azúcares, por lo que apenas resultan energéticas. Las verduras son fuente de minerales como potasio, manganeso, niacina y vitaminas como la C o la K. El tomate es muy valioso por sus aportes en Vitamina A y C, las setas, en Vitamina D, mientras que las acelgas y las espinacas nos proporcionan calcio y hierro.
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Frutas. Pera, cereza, ciruela, melón, sandía, mora, plátano, kiwi, manzana, piña, frambuesa, arándano, mango, melocotón, higo y uva. Es una época ideal para disfrutar de los fecundos frutales riojanos, que nos proveen con productos sabrosos y ricos en agua, vitaminas y minerales. Por sus antioxidantes, previenen el envejecimiento prematuro de las células, y también nos ayudan a atajar distintas enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos, algunos tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas. Además, las frutas tienen pocas calorías y prácticamente nada de grasas saturadas.
Legumbres. Alubia, garbanzo, lenteja. En esta época del año, apetecen menos los grandes guisos, pero un buen plato de alubias, lentejas o garbanzos nunca está fuera de temporada. Las alubias rojas, ilustres por estos lares, contienen mucho zinc y ayudan a reforzar nuestro sistema inmunológico. Las lentejas son ricas en hierro, potasio fósforo, calcio y fibra, y bajas en grasa. Los garbanzos, por último, nos aportan minerales, como calcio, hierro, yodo, magnesio, potasio, sodio o zinc, y también son fuente de vitamina B, A e incluso C. Como alternativa fría, los garbanzos pueden enriquecer múltiples versiones de ensalada o incluso convertirse en deliciosos humus.
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