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El sabor de los tradicionales caramelos de café y leche forma parte de la memoria gustativa de muchos riojanos, pero especialmente de muchos logroñeses. Aquellos ... que fueron niños en los setenta y ochenta especialmente recuerdan con cariño las dos principales empresas logroñesas: Viuda de Solano y El Avión, que eran un lugar de destino de las 'excursiones' escolares.
Las visitas a estas fábricas de caramelos suponía uno de los grandes atractivos del curso. Especialmente valorada era la visita a El Avión, donde además de disfrutar de los caramelos (siempre eran un obsequio de la casa), los pequeños podían ver de cerca el icónico avión que algunas 'leyendas' ubican en el bando republicano de la Guerra Civil, pero la documentación parece haber desmentido este dato. De lo único que existe certeza es que los propietarios de la firma lo compraron en un cementerio de aviones madrileño y lo trajeron a Logroño bastantes años después de que la firma de caramelos hubiera comenzado su andadura.
El Avión nació en 1928. Inicialmente se situó en una bajera de la avenida de Navarra de la capital riojana. Los motivos de por qué comenzaron a hacerse en Logroño caramelos de café y leche nadie lo puede certificar, pero lo cierto es que casi simultáneamente surgieron algunas empresas.
De la avenida de Navarra, El Avión se trasladó a lo que –en ese momento– se llamaba General Franco (ahora avenida de la Paz), esquina de Santos Ascarza (alcalde Emilio Francés).
En el inicio de los años 70 se trasladó a Cascajos y ya 'voló' el avión traído de Madrid, y finalmente en el año 2001, se trasladó a su actual ubicación, junto a Varea.
El Avión ha ido evolucionando a lo largo de los años, pero ha mantenido la esencia de los procesos. La elaboración de los tradicionales caramelos toffe mantiene los mismos ingredientes de hace casi un siglo cuando comenzaron a fabricarse. Azúcar, glucosa y leche, a los que luego se les añade un poco de esencia de vainilla y, en el caso de los de café, este producto molido son sus únicos ingredientes.
Todo ello se vierte en unas grandes ollas de cobre («es lo que mejor reparte el calor», explica Salva, el encargado de la producción) para que, soportado por unas máquinas de hace varias décadas («para qué cambiar si hacen perfectamente su labor y no se estropean nunca»), cuezan la mezcla a la vez que van moviéndola con el mezclador.
Una vez que la masa que luego dará lugar a los caramelos está ya elaborada, se saca de las ollas, se pasa por un cilindro refrigerado interiormente por agua para que enfríe la masa y sea más fácil de manejar, y de ahí se pasa a otra nueva máquina en la que la mezcla adquirirá forma de cordón grueso de caramelo para pasar por otro mecanismo que lo cortará y envolverá cada una de las piezas, que aún pasará por un circuito de aire para que se enfríen y alcancen la consistencia definitiva.
Pese a la modernidad, limpieza y amplitud de las instalaciones, El Avión conserva en casi todo el proceso las mismas máquinas que visitaban hace casi medio siglo los escolares riojanos cuando visitaban la fábrica de caramelos.
Sólo algunas de las de envasado (donde la evolución y velocidad en los procesos ha cambiado mucho) son máquinas modernas adaptadas a los nuevos tiempos.
El resto responden perfectamente a las exigencias de una producción que mantiene el sabor de antaño, pese a que el actual toffe de nata, de café y leche o las otras variedades ha quedado, según explica la gerente de la empresa, Milagros Castroviejo, «como un producto de nicho... pero que aún tiene sus clientes que los buscan».
En El Avión reconocen que los caramelos que durante casi un siglo han dado vida a la empresa han quedado como «un producto de nicho», pero que aún conserva un público fiel y al que también se incorporan las nuevas generaciones.
Cada año salen de El Avión unas 500 toneladas de caramelos, si bien, algunas de ellas corresponden a los denominados caramelos 'duros' o más convencionales que se venden bajo diferentes marcas. De los toffe clásicos, de cada olla de cobre, salen cada vez 120 kilos de caramelos.
Eso hace que en El Avión haya una plantilla fija de unas 20 personas que se duplica para la campaña de Navidad, porque desde hace ya bastante tiempo el final de año supone un empujón importante a la facturación de la empresa, que ha añadido a su oferta la de dulces típicos navideños.
A partir del mes de septiembre, aproximadamente, además de elaborar los caramelos de diferentes tipos (blandos y duros) que luego se venden por toda España (prácticamente no hay exportación), se elaboran también mazapanes tradicionales, mazapanes cubiertos de chocolate, cerezas rellenas de licor y otras frutas riojanas bañadas en un delicado chocolate.
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