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María Dueñas en la ciudad de Nueva York, escenario de su última novela. C. Luján/EFE
María Dueñas: «Visualizar los problemas de las mujeres y su grito colectivo de 'ya está bien' es enormemente positivo»

María Dueñas: «Visualizar los problemas de las mujeres y su grito colectivo de 'ya está bien' es enormemente positivo»

La autora manchega protagoniza el Aula de Cultura LA RIOJA-UNIR con su última novela, 'Las hijas del Capitán', y una charla sobre la emigración

Jueves, 10 de mayo 2018, 09:35

Entró tarde en el mundo de la literatura (con 45 años) pero lo hizo por la puerta grande con 'El tiempo entre costuras' (2009). Ahora acaba de publicar su cuarta novela, 'Las hijas del Capitán', con la que hoy estará en elAula de Cultura LA RIOJA-UNIR (20.00 horas en el Centro Ibercaja de Portales) para hablar de 'La aventura de la emigración'. Y es que son precisamente tres mujeres emigrantes, las hermanas Victoria, Mona y Luz Arenas, las protagonistas de esta historia que nos traslada al Nueva York de los años treinta del pasado siglo. Allí se vieron obligadas a desembarcar estas jóvenes malagueñas y a tomar las riendas de una modesta casa de comidas de nombre 'El Capitán' tras la muerte accidental de su padre.

-¿Algún inmigrante entre sus antepasados?

-No, con esta novela no tengo ninguna vinculación familiar.

«Desde España nos falta una interpretación colectiva del fenómeno migratorio a Estados Unidos»

-¿Dónde se encuentra el germen de este libro? ¿Quizá en el indiano de 'La Templanza'?

-Así es. Al documentarme sobre aquellos hombres que cruzaban el Atlántico en busca de un futuro mejor fui consciente de que a menudo arrastraban también a mujeres: esposas o novias, hijas, hermanas... Sin embargo, apenas sabíamos nada de ellas, parecían épicas puramente masculinas, desconocíamos sus pensamientos, sus sentimientos y sensaciones, su manera de abordar el desarraigo y encarar la nueva vida. De ahí mi interés por explorar la emigración desde esta perspectiva.

-Desde un principio tuvo claro que quería escribir sobre mujeres emigrantes, pero tuvo más dudas respecto al país o lugar donde desarrollar su historia. ¿Qué le llevo a decidirse por Nueva York?

-El Nueva York de las primeras décadas del siglo XX acogió a decenas de miles de inmigrantes españoles que desarrollaron todo tipo de oficios y se establecieron en enclaves concretos, principalmente en la zona de Cherry Street y la Calle Catorce en Manhattan, y algunas áreas de Brooklyn. Trabajaron como camareros y cocineros, fogoneros, estibadores y marineros, albañiles, conductores, porteros y obreros en fábricas y talleres. Se agruparon en grandes sociedades como La Unión Benéfica Española o La Nacional y en asociaciones regionales. Establecieron además negocios variados: casas de comidas, pensiones, cafés y tiendas, librerías, farmacias..., hasta hubo un banco español. Recomponer estos escenarios encajados en el gran Nueva York de la época me pareció un mundo maravilloso para mi novela.

-¿Por qué en España conocemos más y nos sentimos más ligados a los inmigrantes españoles en Sudamérica que en Estados Unidos?

-Porque los que partieron hacia el sur fueron muchos más. Sumando las cifras oficiales con las de la emigración clandestina, los estudiosos calculan que más de cuatro millones de personas abandonaron España en las primeras décadas del siglo XX debido a las dificultades económicas. Entre los destinos trasatlánticos figuró a la cabeza Argentina, seguida a distancia por Cuba y Uruguay. En Estados Unidos desembarcaron menos, llegaron además procedentes de zonas distintas y a menudo se dispersaron geográficamente en función del trabajo. Además de los que se quedaron en Nueva York, hubo pastores en Nevada y Idaho, mineros en los pozos de West Virginia, obreros en numerosas factorías del Rust Belt, picadores de piedra en las canteras de Nueva Inglaterra, tabaqueros en Tampa (Florida), cortadores de caña de azúcar en Hawaii... Desde España nos falta una interpretación colectiva de aquel fenómeno migratorio: los vascos saben de los vascos, los gallegos de los gallegos, los valencianos de los valencianos... Pero carecemos de una mirada colectiva como nación.

La cita

  • Con María Dueñas (Puertollano, 1964), autora de 'El tiempo entre costuras', 'Misión Olvido', 'La Templanza' y 'Las hijas del Capitán'.

  • En el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA-UNIR. En el Centro Cultural Ibercaja de Portales (Logroño), a las 20.00 horas.

-Dedica 'Las hijas del Capitán' a sus hermanas y sus primas. ¿Son mujeres que, de alguna manera, le han ayudado a recrear la personalidad de las hermanas Arenas?

-No, en absoluto. Las Arenas son mujeres de otro tiempo, unas jóvenes impulsivas y vehementes que se ven forzadas a emigrar por decisión de su padre, que ya estaba asentado en Nueva York intentando poner en marcha una casa de comidas española a la que llama 'El Capitán'. Cuando éste muere en un accidente portuario, sus hijas deberán hacerse con las riendas del negocio, sacando las uñas en un territorio desconocido y a menudo hostil. Estas tres protagonistas, Victoria, Mona y Luz son cien por cien personajes de ficción.

-¿En cuál de las tres hermanas se ve más reflejada usted?

-En ninguna en concreto, aunque quizá puedo sentir mayor empatía por Mona, la mediana: es la más resolutiva y proactiva, de ella surge la decisión de transformar el modesto restaurante en un night-club con música hispana a la moda de los tiempos.

-Comenta que no planifica sus libros al cien por cien, que se concede bastante margen para que los personajes le arrastren a lugares no previstos. En el caso de esta novela, ¿qué personaje le ha arrastrado más lejos?

-Todos los personajes de ficción han ido creciendo a lo largo del proceso de escritura: las tres hermanas, la monja Sor Lito que pelea para conseguirles una indemnización, el abogado italiano Mazza que intenta interponerse, los hombres que quedan seducidos por ellas -el tabaquero Barona y su hijo boxeador Chano, el atractivo tampeño Tony envuelto en negocios clandestinos, Kruzan el cazatalentos...-. En paralelo, hay algunos personajes reales asentados en el Nueva York del momento a los que también he incluido en la novela, como el conde de Covadonga, primogénito de Alfonso XIII, o el músico Xavier Cugat.

-La formación académica marca, en cierto modo, su forma de desarrollar su obra literaria con método y rigurosidad. ¿Es algo que le favorece como escritora o agradecería cierta 'anarquía'?

-Me favorece, sin duda. Mi bagaje como académica marca positivamente mi manera de trabajar: me facilita las tareas de documentación, diseño y programación del trabajo, me genera autoexigencia y me proporciona una mirada rigurosa y crítica sobre lo que escribo y hago.

-Las mujeres son los pilares de sus novelas. También lo están siendo de muchas movilizaciones de la España actual. ¿Cómo contempla este nuevo empuje del feminismo?

-Con optimismo. Creo que esta visualización de los problemas y este grito colectivo de 'ya está bien' son enormemente positivos. Ojalá supongan un antes y un después.

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