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Daniel Grao, en el papel del más elegante de los tres hermanos Guerrero, pero también el más frío y ambicioso. :: movistar
«Hacer de malo es muy divertido»

«Hacer de malo es muy divertido»

Daniel Grao se mete en la piel de Tomás Guerrero, el narco refinado y calculador de la serie 'Gigantes' (Movistar).«Hay momentos en que los personajes son shakesperianos»

JULIÁN ALÍA

Viernes, 12 de octubre 2018, 00:26

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Daniel Grao (Sabadell, 42 años) es uno de los protagonistas de 'Gigantes' (Movistar, disponible bajo demanda), la serie dirigida por Enrique Urbizu que narra la historia de los Guerrero, un clan de narcos que tapa sus actividades criminales con un negocio de compraventa de muebles en El Rastro de Madrid. Grao encarna a Tomás, uno de los hermanos Guerrero, el más sofisticado de los tres, amante del arte, con una hija y un tipo muy inteligente, frío y ambicioso. Viene de rodar la segunda parte de 'Gigantes', pendiente aún de emisión. «Por lo que he oído, la intención es estrenarla en primavera». - ¿Es 'Gigantes' el proyecto más grande en el que se ha embarcado? - Es posible. Sobre todo por la libertad creativa. Urbizu me ha trasladado la libertad que ha tenido para hacer la serie que ha querido hacer y contar con el reparto que le ha dado la gana. Nadie se ha pasado para vigilar que se estuviera haciendo de una determinada manera. Cuando te dan libertad y confían en ti es cuando puedes desarrollarte a nivel creativo. - ¿Dónde situaría el punto de inflexión en su carrera? - Quizá en 'Acusados', una serie con Blanca Portillo. Fue mi primer personaje protagonista importante en televisión. Noté un antes y un después. Aunque cada trabajo te aporta tus cosas. Hay trabajos que a lo mejor son menos explosivos, pero a que a nivel personal te enriquecen. Me viene a la cabeza 'La piedra oscura' en teatro. Otros son más rimbombantes. Trabajar para El Deseo con Almodóvar ('Julieta') siempre es más vistoso. - ¿Cómo son los Guerrero?

- Creo que son tres cabrones. Empezando por el padre, un monstruo que los adiestra para ser perros salvajes. No son buenas personas, pero es divertido encarnarlos. Nos lo hemos pasado muy bien, pese a que luego el material tenga esa crudeza, esa parte dramática y esa oscuridad. Por momentos los personajes son 'shakesperianos', se mueven de una manera casi teatral, especialmente los Guerrero, una familia casi mitológica, real e irreal al mismo tiempo. Es una serie de género muy cinematográfico, pero, al mismo tiempo, los bajos fondos de los barrios de Lavapiés, de Cascorro, de Madrid son muy reconocibles. Es como una mezcla del cómic o el 'western', y el realismo.

- ¿Son los Guerrero realmente gigantes?

«Urbizu me ha dado la libertad creativa que ha tenido él para hacer la serie»

- No. Ese es su problema. Han sido criados creyéndose invencibles. Van por el mundo pisoteando y produciendo daño. Hacia sí mismos y hacia el hermano. Se comen entre ellos. Ese es su castigo, su sentencia. El veneno está en el apellido, que para mí es lo troncal en la serie. Esa huida imposible de lo que eres, de tu herencia.

- ¿Es otra serie más de narcos?

- No. Es una familia criminal, pero como familia ya es atractiva. En ella está la expresión de lo que es la sociedad. Fílmicamente hablando, es atractivo que su labor sea una labor criminal, pero daría un poco igual. Creo que el acento está puesto en la guerra fraternal de estos cabrones, y en poner una lupa en las zonas oscuras que habitan en todos nosotros, que es lo que nos hace empatizar con los malos. Son personajes muy alejados de la gran mayoría de telespectadores, pero que llevan a cabo las fantasías oscuras de muchos de ellos. Quién no ha soñado con 'Un día de furia'...

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