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ÍÑIGO EN 'SUPERVIVIENTES'

MIKEL LABASTIDA

Martes, 8 de mayo 2018, 00:21

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Sin que sirva de precedente, en el debate de 'Supervivientes' hicieron algo bonito el domingo. Entre gritos por un lado y salidas de tono por el otro dedicaron un homenaje a Íñigo, ese todoterreno que falleció el fin de semana, dejándonos huérfanos a unas cuantas generaciones. ¿Y qué tiene que ver el periodista con el 'reality' de Telecinco? Visto lo que es hoy en día el programa, nada, pero en etapas anteriores llegó a copresentarlo. Poco se parecía al rumbo que tomó una vez Jorge Javier se puso al frente, que lo salvamizó y lo llevó a su terreno.

Lo de Íñigo era otra cosa. Seguía los pasos que había dado Mercedes Milá, dejando de lado su perfil más riguroso (aunque a lo largo de su carrera había coqueteado mucho con el espectáculo) para embarcarse con un proyecto diferente y en un rol que sorprendió a unos cuantos. Porque Íñigo era el encargado de hacer las conexiones en la isla, labor que en Antena 3 realizaba Paula Vázquez y que ahora acomete Lara Álvarez. El concurso llegaba a Telecinco y la cadena quería distanciarse de lo que había hecho la competencia. Jesús Vázquez se convertía en conductor oficial, y junto a Íñigo hacían las veces de extraña pareja. Los dos ya habían trabajado juntos en un invento que se llamó 'Vivo cantando', que producía Gestmusic y en el que pesos pesados -o algo así- de la música española de los 60 y 70 competían por relanzar su carrera musical. Una mezcla de 'OT' con 'Hotel Glam'.

Íñigo se fue a la República Dominicana para retransmitir todo lo que les sucedía a los concursantes de 'Perdidos en el Caribe' (así se apellidaba el formato por aquella época) y lo hacía con la misma vehemencia e interés que cuando hablaba de artistas en Eurovisión o cuando presentaba a personajes de todo tipo en 'Estudio Abierto'. Entre los robinsones estaban Pipi Estrada o Marlène Mourreau, pero entonces se prestaba más atención a las vicisitudes que debían pasar por la falta de alimentos que a los romances y conflictos entre ellos. Aunque algunos hubo. E Íñigo los narró con el buen humor que le caracterizaba. Hizo de todo. Y prácticamente todo lo hizo bien. Qué lujo.

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