«Aunque sea a través de la ficción el pasado nos cuenta el presente»
La autora de 'Invierno' regresa a la novela con 'Fidela', la historia de una finca señorial en los años treinta y del universo de personajes que la habitó
Años treinta, noche de San Juan en la finca familiar. Parientes, invitados, la flor y nata de la sociedad. Farolillos chinos, música de gramófono, manteles ... blancos, centros de flores, petisús, bombones, champán. Todo parece perfecto para una velada inolvidable... Setenta años después la finca se ha vendido y un albañil hace un sorprendente hallazgo en el jardín. Un periodista oriundo del pueblo investiga el suceso y trata de reconstruir la historia de aquella casa y sus antiguos habitantes, entre ellos, su joven sirvienta. 'Fidela' es la nueva novela de la escritora riojana Elvira Valgañón (Logroño, 1977), que se presenta hoy en la Biblioteca de La Rioja Almudena Grandes (a las 19.30 horas). La editorial Pepitas de Calabaza vuelve a publicar a una de las autoras locales más aclamadas de los últimos años, en especial después de 'Invierno' (2017) y de la colección de relatos 'Línea de penumbra' (2020).
– Nueva novela. ¿Cómo se siente? Imagino un montón de emociones.
– Hay un poco de todo. Nervios y expectación, por supuesto, pero sobre todo alegría. Esa inquietud antes de salir a las librerías y las ganas de que esté en manos del público. A ver qué pasa. Pero mucha emoción.
– 'Fidela' en pocas palabras.
– Es la historia de una casa y de sus habitantes y de lo que pasa una noche de verano, que llega al lector a través de muchas miradas, de muchos narradores y de la visión que se proyecta desde el futuro. Algo que sucede y que no se descubre hasta muchos años después.
– ¿Quién es Fidela?
– Es la protagonista, una chica, casi una niña, que entra a servir en una gran casa y que nos descubre cómo es esa casa y cómo es la vida en esa casa a través de su mirada, de los primeros días, de lo que ella va viviendo y de lo que va percibiendo que pasa allí. Para mí es un homenaje o una forma de reflejar a muchas mujeres que se iban a servir, algo muy habitual antiguamente en los pueblos. Eran chicas que se iban a servir en casas siendo prácticamente niñas. Fidela tiene once años, pero yo creo que iban incluso más jovencitas.
– ¿Hay una Fidela en su memoria personal? ¿De qué parte de usted surgen este personaje y esta historia?
– 'Fidela', la novela, es un regreso a la ficción ficción. En 'Línea de penumbra' había un juego que hacía pensar en elementos de la realidad, había personajes que eran históricos y reales. Aquí he vuelto a la ficción y realmente no hay una historia verdadera y única detrás de los personajes y de su historia, aunque es verdad que, al escribir, siempre hay algún rasgo que puedes estar recordando de alguien. Y todos podemos pensar en Fidelas que hemos conocido o de las que hemos oído hablar.
– 'Invierno' era la historia de un pueblo y 'Fidela' es la de una casa. ¿Qué importancia tienen para usted los lugares?
– En 'Invierno' el pueblo era protagonista y aquí también está la casa como personaje. La casa grande donde vive la familia, la casa donde va a trabajar Fidela... Es un lugar con un significado diferente para cada personaje: para los señores de la casa es el lugar donde son importantes; para sus hijos, los señoritos, es casa pero al mismo tiempo es una presión; y para los que trabajan en ella, para Fidela o para la cocinera, tiene otro significado. Y además hay otra casa en el pueblo que también tiene importancia en la trama. O sea que sí que hay un simbolismo detrás de estos lugares.
– Hay cierto conflicto de clases en ese mosaico de personajes.
– Realmente es un mosaico y es verdad que en 'Fidela' se habla de clases sociales. Me gusta llevar a mi terreno los temas actuales que me interesan. Mi terreno es la ficción, como he dicho, pero es ahí donde desarrollo el tema de las clases, de la situación de la mujer, del desarraigo de quienes tienen que irse del campo a la ciudad... Todo eso está en la novela, pero en el pasado. Pero es que, aunque sea a través de la ficción, el pasado nos cuenta el presente.
– Aparte de sus obras publicadas anteriormente, se dio a conocer con 'Invierno' por su preciosismo literario. ¿Qué estilo diría que hay en 'Fidela' y qué evolución advierte en su narrativa?
– Inevitablemente sigo en esa línea. La prosa de 'Fidela' tiene un eco de la prosa de 'Invierno ' y de 'Línea de penumbra'. Creo que sigo escribiendo de esa misma forma: con intención de decir sin decir y con la necesidad de que sea el lector quien complete la historia...
– Eso significa madurez literaria, haber encontrado una voz propia.
– Ojalá. Me gustaría pensar eso. A la hora de escribir es imposible no cambiar. Siempre aparecen elementos nuevos, vamos creando y vamos haciendo y, a la vez, se va conformando esa forma de contar. Pero es cierto que el estilo que había en mi anterior novela está en esta y probablemente estará en lo siguiente que escriba.
– ¿Teme defraudar las expectativas después de la extraordinaria acogida de 'Invierno'? Y, lo más importante, ¿ha cumplido las suyas propias?
– Para mí, esta es la novela que yo quise escribir. En ese sentido estoy contenta. No sé si es la novela que los lectores quieren leer, pero eso ya depende de cada uno. Pero ojalá lo sea, ojalá la disfruten, ojalá tenga la misma acogida que tuvo 'Invierno'. Aquello para mí fue importantísimo, recibir opiniones tan favorables y tanto cariño. Ojalá vuelva a vivir eso, pero los escritores ya sabemos que al final dependemos de los gustos de los demás y en eso no podemos hacer nada. Nosotros creamos la historia y luego queda en manos del lector.
– 'Fidela' ya ha pasado sus primeros días en las librerías. ¿Qué comentarios ha recibido?
– Se ha publicado una primera reseña muy generosa y los comentarios de los lectores que ya la han leído son muy buenos. Estoy muy contenta pero todavía hay que esperar para poder valorar.
– En el mundillo literario no falta quien expende o niega el carné. No sé cuándo ni cómo llega la confirmación o incluso la consagración, pero usted ¿ya se siente escritora?
– Yo me siento escritora. Soy escritora porque escribo y creo que también porque me leen. Lo demás depende de elementos que no están en mis manos. Pero, sí, yo me considero escritora.
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