Borrar

ROTHKOS DESVAÍDOS Y A LA RIOJANA

CRÍTICA DE ARTE ALBERTO PIZARRO

Domingo, 17 de junio 2018, 23:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Nacido en 1944 en Pancorbo (Burgos), lugar que cautivara a tantos pintores de fuste -Darío de Regoyos y Marceliano Santamaría, entre otros-, tuvo como primera escuela el mundo de las artes gráficas, sector en el que trabajó durante veintiocho años. Aunque frecuentó los estudios de José Luis Birigay y José Antonio Olarte, y mantiene una estrechísima relación con Eustaquio Uzqueda, se considera autodidacta.

Graduado social, el ser presidente de ARPS (Asociación Riojana Pro-Personas con Discapacidad Psíquica) durante más de diez años y convivir a diario con jóvenes en esa situación le hizo simplificar los trazos de su pincel y dibujar líneas capaces de expresar emociones, para que todo el mundo pudiera entender su obra.

El quedarse con lo esencial, imaginar todo con pocas palabras, lo aprendió de las personas con discapacidad intelectual, «de aquellos que, teniendo dificultades para expresarse, con sólo una mirada lo dicen todo». Está en posesión de la insignia de Logroño, en premio a su contribución al desarrollo cultural, cívico y social de la ciudad.

Eligió la acuarela porque era limpia, sin olores, cómoda, transportable; y por sacar adelante unas obras minimalistas fruto de la intuición. Minimalismo rayano a veces en la abstracción.

Eso es lo que manifiesta el artista. Pero, a la vista de los cuadros que expone en la Galería Aguado hasta el día 16 de junio, el crítico se pregunta si la gestación de esos campos de color no ha tenido como fecundadores a los pintores antedichos (a su manera, impresionistas) y al letón nacionalizado norteamericano Mark Rothko... Porque Santiago Urizarna está casado con una bellísima mujer rusa.

Como sin duda recuerda el lector, Rothko comenzó a investigar junto a Clyfford Still las posibilidades de la 'color field painting' (pintura de campos de color) allá por 1950. Algo que nos ha venido a evocar la reciente exposición de la riojana Ana Montiel en la Sala Amós Salvador.

Rothko abandonó las referencias figurativas y comenzó a desarrollar una personalísima abstracción en grandes lienzos, 'amplios campos de color rectangulares de perfiles indefinidos flotan suspendidos sobre fondos monocromáticos'. Y Urizarna, que sepamos, no ha empezado por una figuración pura, sino directamente por ese mixtifori minimalismo-abstracción, sobre diversos soportes y en formatos pequeños.

Una obra que, como me decía en la inauguración de la exposición una conocida abogada de Logroño, «colgada en la sala de espera del despacho templará los ánimos de la clientela». O, como refería en el mismo acto una licenciada en Humanidades y profesora de instituto, «armonizará el salón de casa».

Pintura sedante, pues, sin complicaciones técnicas. 'Paisajes imaginados' en los que el azar parece haber obrado al antojo, que le es propio, con el agua y los pigmentos. Pero aunque pueda parecer paradójico, el azar se puede controlar. Y eso es lo que ha hecho con gusto y tino el artista. Sin más.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios