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QUERÍAN BRAZOS Y LLEGAMOS PERSONAS

QUERÍAN BRAZOS Y LLEGAMOS PERSONAS

'Mundo Negro', revista misionera que desde abril de 1960 nos acerca a la realidad africana, aboga por las personas, por la familia universal, por el cuidado de la madre tierra y del más débil

VICENTE ROBREDO GARCÍA

Sábado, 30 de junio 2018, 22:30

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Acabo de leer el ejemplar de junio de Mundo Negro, revista misionera que desde abril de 1960 nos acerca la realidad africana a la sociedad española. Y no me resisto a compartir una muestra de sus testimonios y reflexiones.

Hay artículos significativos: 'Liberia. La defensa de la tierra, testimonio del esfuerzo indígena por la custodia y cuidado de la madre tierra; 'Botsuana, la excepción africana', ejemplo de nación que ha sabido invertir generosamente en servicios sociales, logrando tasas de salud y alfabetización muy altas y rebajando notoriamente los índices de pobreza.

Significativa es también la entrevista de Javier Sánchez a Rafaela Pimentel, nacida en La República Dominicana, que llegó a España en 1992 y que trabaja como empleada de hogar en nuestro país. Una mujer que, desde niña, se rebeló contra las prohibiciones a las que en su ciudad sometían a la mujer. «Las niñas no montan en bici», le decían. Y ella, bici que veía, bici que cogía. «No te subas a los árboles. No juegues al béisbol». Y ella trepaba y participaba en cualquier juego, sin complejo ninguno.

Aquí, en España, no ha dejado de reivindicar los derechos de las empleadas de hogar, que tan meritoria labor realizan cuidando de los hogares, de los mayores y de los niños. En el 2006, un grupo de mujeres, la mayoría migrantes, entre ellas Rafaela, crearon Territorio Doméstico, un espacio de encuentro que es «como la casa que no teníamos..., donde todas podíamos entrar y hablar de lo que nos pasaba..., saludarnos, abrazarnos, hablar de nuestros hijos, de nuestros padres...» Con los años fuimos construyendo discursos, reivindicando los derechos... Usamos esta frase: «Querían brazos y llegamos personas». Estamos juntas porque nosotras necesitamos también cuidados, y nos los damos con talleres, con canciones, con bailes y con escucha.»

«Querían brazos y llegamos personas». Afirmación seguramente injusta con tantas familias que valoran a cada persona por el hecho de serlo, pero que acierta al denunciar mentalidades y actitudes que no ven en el inmigrante un hermano, sino un mero instrumento de utilidad laboral. Afirmación que quiere concienciarnos de que es la persona íntegra la que viene a vivir, a convivir, a ayudar a vivir. Solo haciendo de nuestra sociedad una familia abierta, respetuosa, integradora, cambiaremos también la percepción y expresión de cuantos llegan, que podrán decir: «Querían personas y llegamos personas».

Con su tesón estas mujeres han logrado que las trabajadoras de hogar tengan derecho a un contrato escrito, a una nómina, a una baja laboral; han conseguido que el empleo doméstico se aborde en el Congreso y sea tema de estudio en la Universidad; que los medios de comunicación visibilicen su trabajo; en definitiva, que se reconozca y valore su dignidad.

Mundo Negro aboga por las personas, por la familia universal, por el cuidado de la madre tierra y del más débil. Daniel Villaverde, evocando al P Laureano Rojo, misionero comboniano, dice: «La persona feliz es aquella que vive una vida de amor, no por los honores que pueda traer consigo, sino por la vida misma, que es, ni más ni menos, un regalo de Dios». Y Agustín Arteche, misionero de África, afirma: «El bien común no es una realidad que se mide por el buen estado de la economía, sino por la preocupación de los dirigentes por los más necesitados de la sociedad, en términos de bienestar social, educación, salud, trabajo y dignidad. La paz social no es posible allí donde no se da respuesta a las legítimas aspiraciones de todos». ¿Os parece que releamos juntos Mundo Negro?

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