«Toda persona inteligente ha de ver 'El lago de los cisnes' al menos una vez en la vida»

'El lago de los cisnes' es seguramente el ballet más célebre del repertorio clásico y también uno de los más complejos. La música fue compuesta por Piotr Tchaikovsky, siendo el primero de sus ballets. La primera representación tuvo lugar en 1877 en el Teatro Bolshói de Moscú. En la producción original la coreografía fue creada por Julius Reisinger, pero la versión de Marius Petipa (de 1895) es la que ha perdurado hasta nuestros días, convirtiéndose en el ballet con que toda compañía necesita demostrar su categoría.

En 1989, justo antes de la 'perestroika' y la caída del Muro, Sergei Radchenko, antiguo solista del Bolshói y durante años 'partenaire' de la legendaria Maya Plisétskaya, fundó el Ballet Nacional Ruso, el primero privado de la antigua Unión Soviética, con un objetivo: «Continuar la tradición de excelencia del Bolshói o el Mariinski y llevarla por el mundo». «Gracias a ese nivel de calidad -afirma- el público sigue amando ballets como 'El lago de los cisnes', porque son capaces de llegar al corazón».

-¿Qué hace falta para mantener ese nivel de calidad del que siempre han presumido los ballets rusos?

-Requiere mucha dedicación y trabajo. También hace falta una buena selección de la gente que tienes alrededor y después mucha suerte con ellos.

-¿Ese nivel de exigencia es exclusiva de la escuela rusa o tienen también bailarines internacionales?

-La escuela rusa sigue teniendo ese nivel de exigencia, por eso mismo en el Ballet Nacional también hay muchos bailarines de grandísimo nivel procedentes de otros países que quieren trabajar en la escuela. Pero solo los mejores, los que alcanzan mayor nivel, lograr bailar en las compañías rusas.

-¿No se ha resentido esa tradición de excelencia en el ballet?

-No. Desde la época de los zares, que se dedicaban a cuidar la danza invitando a artistas como el propio Petipa, un coreógrafo francés que viene a Rusia invitado por el zar, ni se ha perdido esa tradición ni se ha resentido; siempre se ha procurado la mejor calidad. En la época soviética se hacía especial hincapié en repertorio soviético, pero nunca se perdió la tradición ni el repertorio clásico.

-En España, en cambio, no solo cuesta alcanzar un buen nivel, sino que incluso cuesta que se mantenga las compañías que lo logran. Recientemente Víctor Ullate ha anunciado el cierre de la suya.

-Es una pena, porque España tiene una profunda cultura de danza, sobre todo de danza flamenca. España es un país que baila, aunque con raíces propias. Quizás por eso no tiene tanta relación ni tradición de ballet clásico. Quizás el mundo clásico lo conoce cuando viene de fuera y lo siente como algo de fuera, no como algo propio.

-Usted ha tenido en su carrera como bailarín gran interés y apego por los ballets españoles.

-Yo amo mucho los ballets españoles de todos los siglos y de todos los estilos.

-Su Torero de 'Carmen', por ejemplo, es legendario.

-Yo bailé el Torero con Maya Plisétskaya toda su carrera y tenía gran éxito también aquí, en España. De eso ya hace muchos años.

-Maya Plisétskaya es todo un mito. ¿Ha habido otra como ella en la historia de la danza?

-Sí.

-No lo ha dudado. ¿Quién?

Por ejemplo Ulyana Lopatkina, Svetlana Zakharova, que baila todavía, Diana Vishneva... Hay bailarinas, sí... Pero quizás Plisétskaya era de todas ellas la que más fuerza tenía y era un personaje que trascendía más allá de los escenarios.

-Somos mitómanos, supongo. ¿Cómo la recuerda usted?

-Bailamos juntos tantos años... casi veinticinco años. Me llevaría mucho tiempo hablar de ella, pero recuerdo, por ejemplo, que era muy exigente tanto con la música como con la coreografía. Eso a mí me ayudó mucho, porque eso te ayuda a crecer.

-¿Es eso, la exigencia, más incluso que el talento, la clave de una forma de expresión tan bella?

-Cuando estás al lado de un genio como ella tienes que esforzarte aún más. Todo ese trabajo en el Bolshói fue lo que me dio la fuerza y la experiencia para poder realizar el sueño de dirigir mi propia compañía. Y gracias a Elena [su esposa, destacada figura en el Bolshói y también en el Mariinski, y actualmente directora artística del Ballet Nacional Ruso] porque ningún bailarín hombre puede enseñar los personajes femeninos a una bailarina como una mujer. Son técnicas muy diferentes. Pero la exigencia, sí, es máxima para el todo el que quiere llegar a interpretar esos papeles de los grandes ballets clásicos.

-¿Cree que el público español es capaz de apreciarlo?

-Ballets como 'El lago de los cisnes' se entienden en todo el mundo. Las salas están llenas, sobre todo de mujeres, cada vez más jóvenes y también hombres con gusto.

-¿Cree que las instituciones deberían fomentar más el ballet y la cultura en general?

-Por supuesto, siempre se necesita más apoyo del Estado y de las instituciones. Estaría bien que los responsables políticos, cuando actúa una compañía de calidad, lo vean para que sepan que aquí también hay que fomentar eso.

-¿En Rusia es ahora más complicado o más fácil que en la época soviética?

-No hay gran cambio. Quizás sea más sencillo porque ahora hay muchas empresas con dinero y sin ningún problema en esponsorizar la cultura. Incluso el Bolshói trabaja de una manera más libre que en la época soviética porque entonces dependían para todo de la mano del ministerio, incluido el repertorio.

-¿Por qué razón debería alguien que no sea un gran aficionado al ballet ver 'El lago de los cisnes'?

-'El lago de los cisnes es el mejor espectáculo clásico de danza que existe. Toda persona inteligente ha de ver 'El lago de los cisnes' al menos una vez en la vida.