Secciones
Servicios
Destacamos
ERNESTO PASCUAL - CRÍTICA DE TEATRO
Domingo, 25 de febrero 2018, 00:23
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Parece tan sencillo. Frenar y parar en el ajetreo del frente del día a día, mirarse a los ojos del contrario y saludar, entablar conversación a pesar del lenguaje, entender las diferencias y buscar lugares de encuentro, incluso y sobre todo, desde esas miradas diversas al mundo. Parece tan sencillo dejar las armas y los conflictos, apostar por conocerse y convivir y disfrutar de la paz.
En este mundo regido por la lucha de las especies, en el que parece que entendemos que está llamado a sobrevivir y ascender al poder el más fuerte, Aristófanes ya se cuestionó en el siglo V antes de Cristo el por qué de la guerra, el cómo llegar a la paz mundial.
Como en casi todo en la literatura y el resto de las artes, los griegos se modernizaron antes y abordaron la gran mayoría de temas. En 'Lysístrata', Aristófanes creyó encontrar la clave para la paz... pasando por el amor... o por el sexo.
En el tercer episodio de la vigésima edición de Cómicos, la Muestra Nacional de Teatro de Alfaro enunció en las noches de este viernes y sábado el alegato a la paz y la convivencia que cantan las Niñas de Cádiz en su revisión libre del clásico de Aristófanes ante un público que volvió a llenar la sala Florida. Y que aplaudió con ganas unos deseos de paz que, aunque tantas veces repetidos, quienes tienen que escucharlos y atenderlos siguen enrocados en la sordera de su interés.
Sobre el escenario, las cuatro Niñas de Cádiz: Alejandra López como Lysístrata y Teresa Quintero, Rocío Segovia y Ana López Segovia encarnando diversos papeles, desde mujeres a hombres atenienses y espartanos, unas por la paz, otros en la guerra. Arropándolas, un juego de luces sobrio pero perfecto para ambientar los diversos momentos de la lucha antibelicista. Y una escenografía mínima que, con paneles, permitió al público imaginarse bien en un ágora de Atenas o en la propia Acrópolis tomada por las pacifistas.
Hartas de tener a los maridos ocupados siempre en la guerra, agotadas de ver morir a sus hijos , Lysístrata abandera una revolución drástica: una huelga de sexo y cariños de las mujeres de ambas ciudades griegas -cuya rivalidad fácilmente viaja en la obra en varios guiños a la que pacíficamente viven hoy Cádiz y Sevilla- hasta que los hombres no depongan las armas y regresen a casa.
Dándose la mano teatro clásico y chirigota, con el texto siempre en verso y copla -buscando las Niñas de Cádiz la similitud entre la escritura dramática de Aristófanes con las formas de expresión del Carnaval gaditano-, su revisión se llena de reivindicaciones: de comprensión y solidaridad con el emigrante que tiene que dejar sus armas; contra el interés del mercadeo de armas; por la liberación de la mujer y demanda de que su rol en la sociedad sea más protagonista; contra la ablación, etc. Y todo ello, con ironía, desparpajo y mucha irreverencia libre.
En este Cómicos con 20 años, a muchos recordó la esencia de la Muestra, la reivindicación social desde el humor. Y ellas confiaron que, 2.500 años después de Lysístrata haya paz... Pero poco cambiamos. Aunque parezca sencillo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.