El arte urbano gana espacio en Camprovín

«Generé estas piezas con la idea de dar pan al pueblo y de generar una especie de camino o sendero con migas de pan, y hablar así de la despoblación y de cómo la gente que se ha marchado de los pueblos puede volver al origen siguiendo el camino marcado por las migas», explica el autor.

En su instalación para CamprovinArte, denominada 'Masa madre', este joven artista murciano también ha querido vincular la despoblación rural con la masa madre, «cuya esencia y origen se mantienen en el último pan cocinado, del mismo modo que la esencia de un pueblo se mantiene incluso en la última persona en abandonarlo».

La de Cristóbal Hernández es una de las cinco propuestas artísticas de CamprovinArte, cuya cuarta edición toma forma estos días en las calles, fachadas, rincones y muros de Camprovín. El próximo domingo se mostrarán completas y allí continuarán, a la intemperie, sin límite de tiempo.

El alcalde de esta pequeña localidad del Valle del Najerilla, Arturo Villar, y la directora de CamprovinArte, Lara Montoya, presentaron este jueves la cuarta edición del festival. Lo hicieron junto a la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, quien tras visitar las propuestas de los distintos artistas renovaba el compromiso de su Gobierno con este festival «que combina cultura con el reto demográfico y con la participación de gente del pueblo y de artistas que vienen de fuera», dijo. Luego se dirigió al alcalde y a Montoya con estas palabras: «Os agradezco enormemente el seguir promoviendo la cultura, a pesar de la pandemia».

Uno de esos artistas es Marta Lapeña (Ólvega, Soria 1993), quien este jueves buscaba una fachada de grandes dimensiones en la que pintar su bodegón relacionado con el vino (en él recreará una tinaja, copas, uvas y un mantel) y con el que pretende poner en valor «las cosas cotidianas que nos rodean en nuestro día a día y a las que apenas prestamos atención». Como nos explicó a su llegada, con el vino también pretende hacer alusión a esos momentos de descanso y relax que disfrutamos con una copa en la mano, en contraste con el acelerado ritmo que marca nuestra vida cotidiana.

La pintura mural es también la disciplina de Goce & Kouba, tándem de artistas y amigos procedente de Puerto de Sagunto (Valencia). Apostados sobre una grúa, César Goce y Pedro Kouba intervienen en una medianera de la localidad, a donde pronto asomará un ciclista cargando con su bicicleta mientras camina entre la naturaleza. ¿El motivo de su elección? «Intentamos hacer propuestas que se integren en el paisaje y además aquí, por lo visto, hay bastantes rutas de bicicleta», apunta Kouba. En su opinión, iniciativas como CamprovinArte son «una manera de sacar el arte de los museos, acercarlo a la gente y crear un diálogo más cercano con el público», al margen de su interés turístico.

El cartel de CamprovinArte 2020 se completa con una doble participación riojana: la de Elena Sanmiguel y Tamara Mendaza.

La ilustradora Elena Sanmiguel interviene en una antigua casa abandonada, hecha de cal y adobe. «La elegí porque es importante señalar que en los pueblos hay muchas casas abandonadas que se podrían reconstruir», comenta. En su fachada ha pintado un teatral cortinaje y escenas de la vendimia y la matanza con iconografía clásica, un relato del pasado que contrasta con la historia presente que pronto asomará al balcón central. Lo hará a través de un cristal donde esos días Sanmiguel está retratando a la gente del pueblo. Así se explica la nutrida cuadrilla de jóvenes que durante la mañana de este jueves hacían fila para posar ante la artista. Una vez terminada, la instalación se iluminará desde el interior del edificio.

Mientras, en la calle de las Bodegas, Tamara Mendaza ultima la instalación de sus pequeños escenarios domésticos de cerámica, creados en el taller Alma de Cántaro de Navarrete junto a Toño Naharro, «mi maestro» -dice-. Sus cuatro pequeñas cajas de cerámica encierran escenas cotidianas en el interior de las casas, «que es donde más se producen y menos se ven las situaciones de violencia de género». Sobre esta realidad plantea su reflexión la artista y a ella nos invita a asomarnos desde sus pequeñas cajas de gres.