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Prisioneros del campo de concentración de Buchenwald (Alemania), en abril de 1945. :: r. c.
Los orígenes  de la infamia

Los orígenes de la infamia

Laurence Rees habla en 'El Holocausto' con víctimas y asesinos para explicar «el mayor crimen de la historia»

DANIEL ROLDÁN

Viernes, 12 de enero 2018, 23:18

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madrid. El general serbobosnio Ratko Mladic fue condenado hace unas semanas a cadena perpetua por genocidio. Fue uno de los responsables de la matanza de Srebrenica, en la que los cascos azules tuvieron una actitud calamitosa, y del asedio de la capital bosnia, Sarajevo, durante la última guerra en los Balcanes. Era la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en que los campos de concentración aparecían de nuevo en Europa. La sombra del nazismo volvía a asomar, aunque Laurence Rees niega los paralelismos. «La historia solo advierte», señala, asegurando con vehemencia que no habrá otro Hitler ni otros nacionalsocialistas.

Ellos fueron únicos en su tiempo y en su lugar, ahonda el periodista británico, que durante 25 años ha trabajado realizando documentales para la BBC sobre la Segunda Guerra Mundial y el exterminio de los grupos de personas que el Tercer Reich calificaba de minorías o indeseables. El trabajo de toda una vida lo recopila en 'El Holocausto. Las voces de las víctimas y de los verdugos' (Crítica), donde asevera que «es el crimen más infame en la historia del mundo». «Es importante comprender cómo y por qué ocurrió tal crimen; porque esta historia nos cuenta, quizá más que ninguna otra, de qué es capaz nuestra especie», argumenta el escritor y periodista británico (Ayr, 1957).

Rees recorre toda la historia de uno de los pilares del nacionalsocialismo, ese antisemitismo intrínseco al régimen nazi, instaurado en enero de 1933. Un régimen que no ocultó, por ejemplo, la existencia de campos de concentración. 'The Manchester Guardian' publicó el 1 de enero de 1934 un reportaje sobre la vida en Dachau.

Rees retrocede hasta septiembre de 1919 para encontrar lo que un enfurecido Adolf Hitler, veterano de la Primera Guerra Mundial, escribe en una carta en la que ya plasma su odio hacia los judíos. Las leyes antisemitas, la encarcelación de miles de personas por su raza, creencia u orientación sexual (unos diez mil homosexuales acabaron en campos de concentración) y la 'shoá' se van explicando, con los testimonios de las víctimas y de sus asesinos. Rees recuerda que en Majdanek, campo de concentración polaco cercano a la frontera con Ucrania, se mató en un solo día a 18.000 personas, la cifra más alta de todo el horror. Una práctica que Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, ni siquiera quiso explicar en su diario. «Aquí se aplica un procedimiento muy bárbaro, que no detallaré, y de los judíos no queda gran cosa. A los judíos se les está aplicando una condena que es ciertamente bárbara, pero de la que se han hecho merecedores sin reservas», escribió.

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