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'Pulp fiction banana', una de las obras de Banksy expuestas en Madrid. :: Paolo Aguilar / Efe
Las obras  de Banksy  hablan por él

Las obras de Banksy hablan por él

«Es un artista que rompe las normas, pero su finalidad es poner el foco en los problemas del mundo», asegura el comisario de la muestra La primera exposición en España del esquivo creador reúne 70 piezas, entre las que se encuentra una 'Niña con globo'

ÁLVARO SOTO

MADRID.

Viernes, 7 de diciembre 2018, 00:53

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Banksy no habla, pero sus obras lo hacen por él, y tal es la fuerza de estas creaciones que parece más que suficiente. Poético, polémico, irónico, bello, en fin, el arte de Banksy (Bristol, 1975) llega por primera vez a España, en una exposición que se inauguró ayer en el Espacio 5. 1. de Ifema, en Madrid. 'Banksy: Genius or Vandal?' (Banksy: ¿genio o gamberro?) reúne 70 piezas que incluyen obras originales, esculturas, instalaciones, vídeos y fotografías. Las piezas proceden de colecciones privadas y la muestra cuenta con la colaboración de la Lilley Fine Art, una de las galerías con las que trabaja el esquivo artista británico. La exposición está coorganizada por la empresa Sold Out y las entradas están a la venta en internet con precios de entre 14 y 16 euros.

En Madrid se pueden ver algunas de las obras más emblemáticas de Banksy: el mono que porta el cartel 'Keep it real' (Mantenlo real); su amigo, el que dice: 'Ríete ahora, pero algún día estaremos al mando'; un tercer mono, el detonador; y los soldados, las ratas, los bancos, los muros, que son ya símbolos de un artista que entronca directamente con Andy Warhol por su capacidad para atrapar la esencia del mundo contemporáneo a través de objetos sencillos y situaciones cotidianas. Ahí está el genio de Banksy, que utiliza técnicas como el esténcil o la serigrafía, que le permiten producir por decenas sus obras de arte.

También está en la exposición una de las copias de la ya mítica 'Niña con globo'. Pintada en 2003, la obra representa la inocencia de la infancia, la esperanza, y a la vez, la añoranza por lo perdido, por ese globo con forma de corazón que se escapa. Apareció por primera vez en las escaleras del South Bank de Londres y en 2004 se hizo serigrafías que Banksy ha ido vendiendo. En 2014, se convirtió en un símbolo de la guerra de Siria y el pasado 6 de octubre, en su última provocación, una copia de la pieza se autodestruyó tras ser vendida en una subasta de París por un millón de euros.

Los punkis que compran a 30 dólares las camisetas que llevan el eslógan 'Acaba con el capitalismo' pueden ser también una metáfora de las contradicciones en las que cae el artista. Cotizado, rico, vendedor de obras por decenas, Banksy no oculta que le gusta ganar dinero y, sin embargo, intenta mantener su independencia respecto del sistema no autorizando ni apoyando exposiciones como la de Madrid. Pero, aun así, las obras mostradas en Ifema están a la venta. Los interesados pueden entrar en contacto con los propietarios para comprar alguna de las piezas: desde el 'Love is in the air' en cartón que cuesta 25 euros hasta el muro gigante de ladrillo titulado 'Stop Esso', que se gestó para una campaña de Greenpeace y que se puede adquirir por dos millones de euros.

«Los mayores crímenes del mundo no han sido cometidos por aquellos que se saltan las reglas, sino por los que cumplen las normas», ha dejado escrito Banksy. «Es el artista que siempre rompe las normas, pero su finalidad no es esa, sino poner el foco en los problemas del mundo», señala el comisario de la exposición, Alexander Nachkebiya. «Banksy es un artista que no nos lo da todo hecho. Nos hace pensar, es disruptivo, provocativo, pero también nos dice que hay luz al final del túnel», continúa Nachkebiya.

Heredero del arte de las pandillas callejeras de los años 50 y de los 'writers' que aparecieron en Nueva York en los 70, ningún creador ha logrado manejar el grafiti como arma política de la manera tan eficaz en que lo ha hecho Banksy. Y ese es su objetivo confeso: utilizar el arte para cambiar el mundo. «Como la mayoría de la gente, tengo la fantasía de que todos los pequeños perdedores se van a poder juntar, que todos van a conseguir buenas herramientas y que lo 'underground' va a salir a la superficia y va a romper en pedazos la ciudad», afirma el artista, anónimo, escurridizo, cuyas únicas imágenes conocidas le muestran con una capucha o, como en la foto que hizo de él la revista 'Time', con una sarcástica bolsa de papel en la cabeza.

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