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LA NOCHE DEL ECLIPSE

JOSU EGUREN

Sábado, 9 de diciembre 2017, 00:02

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Con el cadáver de su homónima italiana aún caliente ('Perfetti sconosciuti', 2016), Álex de la Iglesia presenta un remake de encargo que, pese a ser fiel a las líneas maestras del texto original -retocado por Jorge Guerricaechevarría-, contiene suficientes matices como para reivindicar sin problemas su autonomía identitaria.

Más allá del inevitable baile de nombres en el reparto -donde Eduard Fernández, Ernesto Alterio y Pepón Nieto sacan punta a unos personajes ya de por sí afiladísimos-, la puesta en escena barroquizante del director bilbaíno es la que marca distancias con la obra de Paolo Genovese, desenquistando la teatralidad con la que se asocian los títulos que se insertan en el subgénero de las cenas de amigos.

Una típica reunión social, que convoca a tres parejas y media en torno a una mesa en la que las confidencias no suelen superar el pudor de la intimidad, entra en barrena cuando los asistentes se fuerzan a participar en un juego de revelaciones que pondrá a prueba sus secretos más oscuros.

Anclado por el guion y las limitaciones del espacio escénico, De la Iglesia se ve obligado a sujetar los tics que le caracterizan, lo que pone freno a esa tendencia a la entropía que desbarraba en un indigesto tercer acto en películas como 'El bar', 'Mi gran noche' y 'Las brujas de Zugarramurdi'.

En 'Perfectos desconocidos' parte de otra firma pero eso le proporciona una coartada para revisitar 'La comunidad' de manera encubierta y al ralentí, lo que puede decepcionar a los espectadores que no sepan o quieran interpretar los mensajes encriptados en la profundidad de campo, o prefieran el alboroto a la elegancia de la elipsis.

Es la película 'menos personal' de Álex de la Iglesia, pero también la que le obliga a explotar habilidades que antes quedaban ahogadas en el ruido.

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