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La escritora zaragozana Irene Vallejo. S. BASALLO
EN DIRECTO: Irene Vallejo, en el Aula de Cultura LA RIOJA-Unir

EN DIRECTO: Irene Vallejo, en el Aula de Cultura LA RIOJA-Unir

Con la autora de 'El infinito en un junco', uno de los libros del año y del confinamiento, el aula retoma hoy su actividad, que mientras dure la crisis sanitaria será en formato virtual

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Martes, 19 de mayo 2020, 08:18

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Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) ha proporcionado un delicioso oasis literario a miles de lectores durante el confinamiento con su ensayo 'El infinito en un junco' (Siruela). Precisamente en ese junco de papiro que fue germen del libro se sustenta una apasionante historia de casi treinta siglos sobre los libros y sus guardianes, con la que el Aula de Cultura LA RIOJA-Unir retoma hoy su actividad tras dos meses de obligada clausura por el coronavirus.

La cita de esta tarde con Irene Vallejo será virtual y en directo, a partir de las 19.00 horas en las web www.larioja.com y www.unir.net . Este formato 'on line' se mantendrá mientras se prolongue la crisis sanitaria.

– La Biblioteca de Alejandría es el eje vertebrador de este ensayo. Supongo que habrá fantaseado más de una vez con habitar ese templo de papiros y del conocimiento.

– Uno de los objetivos del libro era coger de la mano al lector y llevarlo por la Biblioteca de Alejandría, que no se sabe cómo era ni la importancia revolucionaria que tuvo. Me pareció interesante empezarlo como una novela de aventuras, con esos jinetes del cuerpo de élite del rey de Egipto saliendo a buscar libros. Y, como cerrando el círculo, acaba con las bibliotecarias de Kentucky cabalgando, en la época de la Gran Depresión, no para ir a buscar libros sino para llevarlos a todos los rincones de EEUU.

– Su ensayo es muy poco académico. La historia no es lineal, usted es un personaje más, se relaciona de tú a tú con el lector...

– Quería hacer un ensayo experimental y abierto al gran público, y ahí hay una pregunta básica: ¿Cómo habría contado Sherezade la historia del libro si hubiera querido mantener viva la atención del sultán noche tras noche? Para ello utilizo varios registros donde cabe desde lo poético a lo humorístico o memorialístico, rompo la cuarta pared, hablo de tú a tú con el lector,... todos esos elementos son como un juego y un homenaje al libro en toda su variedad, e incluso a la oralidad.

– Emociona cuando relata la primera vez que tocó con sus manos un pergamino, nada menos que un Petrarca del XIV, en Florencia. ¿Qué otras experiencias con los libros le han marcado?

– También en Florencia pude acceder a papiros antiguos. Esos papiros y el pergamino son los dos grandes momentos de la historia del libro antes de la aparición del papel y es emocionante tenerlos entre las manos. Ese contacto me hizo sentir que ahí había algo importante y todo el esfuerzo que ha supuesto conseguir que unos objetos relativamente frágiles como los libros hayan podido llegar hasta nosotros atravesando milenios.

El Aula de Cultura se difundirá a través de larioja.com y unir.net hasta que finalice la crisis

– En su caso también han sido determinantes los cuentos que de niña le relataba su madre y 'La Odisea', que le contó su padre.

– A mi padre siempre le he dicho bromeando que el día que me contó 'La Odisea' me hizo filóloga clásica, teniendo yo cuatro años. Desde pequeña he tenido una relación muy especial con las palabras; me gustaba que me contasen, me fijaba en las expresiones, los refranes, en las frases hechas. Pero apareció 'La Odisea' en mi vida y aquel gusto por las palabras se convirtió en auténtico entusiasmo, me transformó la vida.

– Explíqueme esa relación fetichista y narcisista que dice tener con los libros.

– En realidad más narcisista, porque me gusta estar en contacto con los libros pero no tengo el afán coleccionista. Sí me fascina su historia, pensar que lo que ahora leemos con tanta normalidad en realidad oculta una aventura milenaria; eso para mí fue un gran descubrimiento cuando estudiaba codicología y pensé que ahí había una historia.

– Este ensayo, además de contar esa gran historia, también es una invitación a la lectura de las decenas de títulos que incluye en sus páginas. Pero no solo libros, también series, películas, crónicas, canciones...

– Claro, es un gran homenaje a los libros, a mis lecturas. También era un intento de fusionar alta cultura y cultura popular, que parece que van por separado. De niña pasaba de una a otra sin complejo y sin apreciar las diferencias, es decir, leía Asterix y tebeos y mi padre me leía 'La Odisea', y para mí forman parte de lo mismo. No veo ningún problema en mezclar a Tarantino, Caetano Veloso o Iron Maiden con reflexiones sobre Platón, Aristóteles o Tucídides, para mí solo existe un placer de leer.

– También juega continuamente con paralelismos entre el mundo antiguo y el contemporáneo; biblioteca/Internet, cereal egipcio/petróleo, el faro de Alejandría/las Torres gemelas.

– Desde hace doce años escribo una columna para el Diario de Aragón y el desafío era ese, hablar de la actualidad relacionándola con el mundo antiguo y me he acostumbrado a buscar esos paralelismos. Lo que a mí me interesa del pasado es cómo explica el presente.

«El día que mi padre me contó 'La Odisea' me hizo filóloga clásica, teniendo yo cuatro años», comenta Irene Vallejo

– 'El infinito en un junco' homenajea a los salvadores de los libros a lo largo de la historia. ¿Quiénes serían hoy esos salvadores?

– Esta aventura de salvar los libros no ha terminado en absoluto y todavía hoy lo hacen todas la personas que apoyan la cultura desde las bibliotecas, colegios, universidades o los clubes de lectura; los editores, libreros, divulgadores, agentes culturales... y los lectores. Todos mantenemos esa cadena que se remonta milenios. Empecé a escribir este ensayo en un momento de mucho pesimismo y con mucha gente pronosticando el final de los libros en papel, voces apocalípticas que surgen siempre que hay novedades tecnológicas. Yo siempre me he resistido a esos apocalípticos e insisto en que nos equivocamos al pensar siempre en términos competitivos; los distintos formatos se complementan y ayudan.

– La pandemia del COVID-19 hubiera merecido un capítulo en su ensayo, dado que cambiará nuestra relación con los libros.

– Curiosamente, en este ensayo hablo de cómo los libros nos ayudan en momentos muy difíciles, por ejemplo en los campos de concentración, de refugiados o en el Gulag. Durante este encierro creo que han mejorado los hábitos de lectura y eso es una buena noticia, incluso los jóvenes empiezan a ir a las librerías. Los libros en esta situación son una forma de ocio muy segura, luego esta época nos ha ayudado a redescubrir el placer de la lectura y a practicarla mejor. Las librerías ahora tienen que idear nuevas formas de recuperar los encuentros.

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