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Lo primero que llamó la atención de la segunda noche de Actual 2025 en el Palacio de los Deportes fue el orden de los conciertos, con Russian Red abriendo y Niña Polaca cerrando. Lo segundo fue las mallas fucsias de Lourdes Hernández, cuya voz dulce y sexy es capaz de llenar un recinto vacío. Acompañada de Álex de Lucas al bajo y de Luichi Boy a la guitarra, además de sus temas más reconocidos, como 'The sun, the tree' y 'John Michael', interpretó algunas de las versiones que registró en su disco 'Karaoke', como 'I want to break free' de Queen, con ese lento estilo propio, de fuego lento, armonioso, sensorial, casi 'chill out'. Tal vez por eso abrió el escenario, para que el ritmo fuera de menos a más. En 2009 la desconocida Russian Red abrió igualmente el escenario en Actual para Depedro y Tequila, y cuatro discos después poco ha cambiado. La cantante mantuvo durante sus 50 minutos de actuación un «secreto» que contar y, al final, lo soltó: «Esta mañana me he levantado sin voz y me han puesto una inyección en el culo hace una hora».
Dorian ofreció un directo futurista más en la estética que en lo musical. La oscuridad y la iluminación fueron unos instrumentos más en su sobresaliente propuesta entre el rock industrial y la electrónica, en un punto intermedio entre lo tenebroso de El Columpio Asesino y la festividad de La Casa Azul. El concierto cobró fuerza pronto con canciones como 'Elegía', 'Los amigos que perdí' y 'Hasta que caiga el sol', aunque alcanzó la cima con ese monumento que es 'Cualquier otra parte'. Lo cierto es que es aro que Dorian no haya tocado antes en Actual, ya con veinte años de trayectoria y con un directo contundente, sólido y bailable.
Lo que confirmó la actuación de Elefantes, que como Los Planetas celebra un treinta aniversario, es que los grandes conciertos de Actual están dirigidos al propio espectador del festival de hace décadas creando una especie de 'revival', de continuo cumpleaños total en el programa. Elefantes mostró un pop-rock muy visual y movido, con un Shuarma interpretando las canciones como un actor sobre el escenario y vestido como 'El Principito'. El grupo supo componer un repertorio combinando las nuevas y desconocidas canciones con las más célebres, como 'Que yo no lo sabía' y 'Azul'. En canciones como 'Duele' Camilo Sesto pareció apoderarse de Shuarma y en esa línea de homenaje a la canción patria, Elefantes interpretó la versión de 'Te quiero' de José Luis Perales. El repertorio finalizó con la canción propia 'Piedad'.
Que hubiera cuatro grupos en lugar de los tres previstos propició, al menos, unas transiciones mucho más rápidas puesto que entre el final de Elefantes y el inicio de Niña Polaca apenas transcurrieron 15 minutos. Y el fenómeno que se produjo cuando menos es curioso porque siendo una banda de otra generación que las anteriores no solo retuvo al público en la pista sino que mantuvo la entrega del mismo. De Mikel Izal parecía que solo se habían acordado los músicos, que como los cantantes de Dorian y Elefantes le mandaron un afectuoso deseo de recuperación para su faringitis, además de reconocer el de Niña Polaca que por eso estaban allí «un poco de rebote». En la ola de Carolina Durante el grupo expuso un rock mucho más estático que Elefantes y con una disposición inusual en directo, con el batería a un lado y guitarra y bajo al fondo, con todos los músicos, excepto el cantante, sobre plataformas. Por otra parte, la grada fue perdiendo espectadores ante un concierto bien desarrollado y ejecutado pero en el que no se esperaba ninguna gran canción ni se celebraba ningún nostálgico aniversario.
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