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MARCELINO IZQUIERDO
LOGROÑO.
Miércoles, 31 de octubre 2018, 00:23
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Rodeada de estudiantes que no pierden ni ripio de sus consejos y recorriendo las diferentes aulas de la Escuela de Diseño de La Rioja, a Elisa Palomino se la ve feliz, en su salsa. A lo largo de estos días está impartiendo la novena Project Week de la Esdir, un taller interdisciplinar en el que los alumnos trabajan bajo la premisa de elaborar diseños con materiales experimentales y sostenibles.
Nadie diría que durante ocho años hubiera sido Elisa Palomino directora del estudio de John Galliano ni que hubiera trabajado en colecciones de alta costura de nombres como Christian Dior, Roberto Cavalli y Moschino o, incluso, ejerciera como vicepresidenta de diseño de Diane Von Furstenberg.
Aunque el diseño lo sigue llevando en la sangre, ahora mismo Elisa Palomino está volcada en la docencia. Atrás quedan sus desfiles en Cibeles Madrid Fashion Week, Alta Moda de Roma, New York Fashion Week o Milano Unica.
En la actualidad forma parte del equipo de profesores de la Saint Martins College of Arts de Londres, donde ella misma estudió, lo que no le impide ofrecer clases magistrales en instituciones como Polimoda en Florencia, Shenkar en Tel Aviv, la Real Academia Danesa de Bellas Artes de Copenhague, la Universidad Bunka Gakuen de Tokio, el Fashion Institute of Technology de Nueva York o La Academia de las Artes de Islandia Reikiavik.
«Cuando la directora Mónica Yoldi me explicó el proyecto multidisciplinar que la Esdir realiza durante la Project Week, me pareció fascinante. Estamos trabajando con alumnos de diferentes especialidades sobre tejidos alternativos y sostenibles, según las directrices de la ONU hasta el 2030, buscando soluciones a problemas que los propios estudiantes tienen muy cerca», explica Palomino.
Lo que, en la teoría, puede parecer algo intangible o lejano, los proyectos que ya se están generando en la Escuela van desde el reciclaje de la basura que se produce en el Camino de Santiago, un nuevo tejido con los desechos de la vendimia, un kit que haga menos difícil la vida de los temporeros que faenan en el campo, un saco de dormir con materiales sostenibles o una chaqueta de placas solares, para que estos mismos temporeros no pasen frío durante las noches que sufren al raso.
«Trabajar en el mundo de la moda ha sido muy interesante para mí, conoces a gente increíble y tienes muchas satisfacciones. Pero cuando en vez de en una colección estás impulsando treinta o cuarenta, todo resulta más enriquecedor», argumenta Elisa Palomino.
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