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Masha Gessen profundiza en el 'homo sovieticus'

La periodista rusa exiliada en Estados Unidos retrata el país de Putin en su libro 'El futuro es historia'

Á. SOTO

Lunes, 9 de julio 2018, 00:50

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madrid. En 1917, un grupo de revolucionarios se propuso crear un Estado nuevo: lo llamaron URSS y sobrevivió casi 80 años. Pero por el camino se llevaron a millones de seres humanos y los que sobrevivieron se convirtieron en una especie diferente que se ha dado en llamar 'homo sovieticus'. A esta figura la ha diseccionado en sus libros la escritora bielorrusa Svetlana Aleksiévich, premio Nobel en 2015, y sobre ella profundiza Masha Gessen (Moscú, 1967) en la obra 'El futuro es historia. Rusia y el regreso del totalitarismo' (editorial Turner), premiada con el National Book Award de no ficción en Estados Unidos.

Periodista de investigación en la Rusia de Putin y colaboradora del 'New York Times' y del 'New Yorker', entre otros prestigiosos medios, Gessen se exilió en Estados Unidos por sus críticas al presidente y por su defensa de los derechos del colectivo de gays y lesbianas en su país natal. A través de entrevistas con rusos de clase media o miembros de la intelectualidad, la periodista traza un retrato coral de un país duro, áspero y sin ilusión en el que los ciudadanos luchan por sobrevivir, apenas con ganas, frente a un Estado plenipotenciario que lleva decidiendo desde que nacieron sobre su vida, la mayoría de las veces arbitrariamente.

Gessen, que estuvo el mes pasado en Barcelona para ofrecer una charla, explica en el libro la deriva totalitaria de un país que en algún momento de la década de los 90 soñó con ser una democracia liberal y que ha acabado convertido en un instrumento en manos de un heredero de los zares, Vladímir Putin. «Durante cerca de dos décadas, los ciudadanos rusos habían estado perdiendo derechos y libertades y en 2012 el Gobierno de Putin inició una represión política abierta. El país declaró la guerra al enemigo interno y a sus vecinos (...) y a los observadores occidentales les tomó algún tiempo darse cuenta de lo que estaba sucediendo en Rusia», escribe Gessen.

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