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Una enfermera toma la tensión a un paciente. :: L.R.
La hipertensión, enfermedad crónica de alto riesgo

La hipertensión, enfermedad crónica de alto riesgo

Tanto la automedición como la medición ambulatoria de la tensión tienen un protagonismo creciente a la hora de aplicar el tratamiento El 42,6% de la población adulta española mayor de 18 años es hipertensa

RAFAEL CRESPO

Logroño

Martes, 29 de agosto 2017, 00:29

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«Cuando le tocó su turno, Rosalía se levantó de la silla de la sala de espera con una agilidad sorprendente para sus 85 años. Como era su costumbre, desde hacía años iba a la consulta de la enfermera a tomarse la presión arterial para ver si había que cambiarle la pastilla que tomaba desde hacía muchos años. Cuando entró en la consulta, Lucía, la enfermera, le saludó con su alegría habitual y le preguntó qué le traía por allí. 'Vengo a tomarme la tensión', contestó Rosalía.

Lucía le indicó que para eso debía hablar con el médico nuevo, y conocerlo, ya que ahora no tomaban la presión arterial en la consulta si no era una urgencia. El médico le iba a decir lo que tenía que hacer. Así que pasó a la consulta del facultativo cuando le tocó su turno.

El médico le dijo que la presión arterial era mejor tomarla en casa, que era más real, e incluso lo más indicado era ponerle un aparato muy sencillo que se la tomaría periódicamente durante dos días y que, gracias a sus datos, le podrían decir si necesitaba más o menos tratamiento y los horarios en los que tomar las pastillas, pues aquella prueba, que se llamaba M.A.P.A. (Medición Ambulatoria de la Presión Arterial), permite saber como evoluciona la presión arterial a lo largo del día y del sueño. Así que le hicieron una M.A.P.A. durante dos días, lo cual le resultó levemente incómodo pero sin alterar su vida habitual.

A los pocos días le dijeron que había que disminuir la dosis del medicamento y que lo debía tomar al acostarse. El doctor le recomendó comprar en una farmacia un aparato para medirse la presión arterial en casa periódicamente, apuntar los datos y traérselos a la enfermera cuando ella le indicara. La calidad de vida de Rosalía mejoró mucho e incluso aquellos mareos que tenía de vez en cuando por la mañana o después de comer no se volvieron a repetir».

Aunque esta historia no es real, podría serlo, una situación que puede ocurrir en cualquier momento.

La presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce en las paredes de las arterias y se mide en mm de mercurio. Cuando el corazón late bombea la sangre a lo largo de las arterias, siendo su presión máxima cuando se contrae, que es lo que llamamos presión arterial sistólica, y su presión mínima cuando se relaja, que es la presión arterial diastólica. Cuando la presión arterial se eleva por encima de unas cifras (140 de presión arterial sistólica y 90 de diastólica en un adulto) hablamos de hipertensión arterial, aunque en niños y determinados pacientes crónicos, como los diabéticos, estas cifras no son las mismas.

La presión arterial habitualmente se mide con unos aparatos llamados esfingomanómetros o tensiómetros, existiendo equipos manuales, que son los que utiliza el personal sanitario, y automáticos, que se pueden adquirir en establecimientos públicos como farmacias. Estos últimos están correctamente validados, con modelos de brazo o de muñeca, siendo muy sencillos de usar y accesibles a cualquier persona.

Un 42,6% de la población adulta española mayor de 18 años es hipertensa (en los hombres un 49,9% y en las personas diabéticas hay un 79,4% de hipertensos), pero un 37,4% están sin diagnosticar, por lo cual son pacientes de alto riesgo. Además, solo un 30% de los pacientes diagnosticados de hipertensión arterial la tienen controlada, lo que indica la magnitud del problema.

Hoy en día sabemos que la presión arterial es variable, no solo a lo largo del día, tanto en el sueño como en la vigilia, sino que también le afectan determinadas circunstancias como la ansiedad y los estados emocionales, las enfermedades o la presencia de personal sanitario (con estos últimos se produce muchas veces la llamada 'hipertensión de bata blanca', que es la elevación de presión arterial que ocurre en la consulta y que después (en condiciones normales, desaparece).

Por eso, en las guías de práctica clínica tiene gran protagonismo la automedición de la presión arterial (A.M.P.A.) y la medición ambulatoria de la presión arterial (M.A.P.A.), dado que nos dan una idea muy aproximada de cómo está la presión arterial a lo largo del día y, gracias a sus resultados, decidir si es necesario tratamiento y cuándo tomarlo.

La AMPA la realiza el propio paciente en domicilio, tomándose la presión arterial y anotando los resultados en un cuaderno o lista que le facilitará la enfermera. Habitualmente se recomienda:

No realizar la medida de presión arterial hasta al menos una hora después de comer, beber o realizar ejercicio físico intenso, y no consumir alcohol, café o tabaco durante la hora previa.

-No determinar la presión arterial si hay dolor, estrés o ansiedad.

-Tomarla en ambiente tranquilo, sin ruidos y con temperatura agradable.

-Orinar antes de la toma de presión arterial.

-Seguir las instrucciones del aparato.

-Reposar sentado 5 minutos antes de la medición.

-Hacer, al menos, dos mediciones separadas un minuto entre sí.

-Cuando se mide la presión arterial evitar hablar, mantener postura cómoda y relajada, sin ropas que compriman el brazo, ni moverlo durante la medida.

-Apuntar los tres valores que salen en la pantalla que suelen corresponder a la presión sistólica, a la presión diastólica y a la frecuencia del corazón.

-Cuando a un paciente se le va a realizar una MAPA, la enfermera le dará unas instrucciones con lo que debe hacer. Los registros de la MAPA servirán al médico para decidir si el paciente precisa terapia farmacológica o no, así como los horarios del tratamiento. La MAPA hoy está accesible en muy pocos centros de Atención Primaria, sobre todo en nuestra comunidad, pero se sabe que su realización y el ajuste del tratamiento, gracias a sus resultados, disminuye significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares en un 53%, según los datos del proyecto Hygia llevado a cabo en 40 centros sanitarios de Galicia con más de 18.000 pacientes, comunidad en la cual estos sistemas están implantados en muchos centros de Atención Primaria.

Para finalizar, y sabiendo que la hipertensión arterial es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares como infarto de miocardio, insuficiencia renal, ictus, etc., es importante su control con normas de estilos de vida y alimentación como:

-Seguir la dieta y el tratamiento de forma correcta.

-Si se tiene sobrepeso u obesidad, perder peso.

-Reducir el consumo de sal.

-Evitar dulces y bebidas azucaradas.

-Consumir alimentos frescos.

-Dieta en alto contenido en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y derivados lácteos bajos en grasa, así como aves, pescados y nueces.

-Reducir el consumo de grasas y carnes rojas.

-Hacer ejercicio físico moderado y continuado.

-Evitar las situaciones de estrés o ansiedad.

-Dormir entre 7 u 8 horas al día.

-No fumar.

-Disminuir o suprimir el alcohol.

-Acudir a las revisiones periódicas con su médico o profesional de enfermería, y consultarle sus dudas, no abandonando los tratamientos.

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