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El murillense Antonio Ocón Ruiz junto a otros compañeros de marcha y el logroñés Eduardo García, al fondo, descendiendo de la Quemada de los Soldados hacia el collado de Sancho Viejo. :: D.M.A.

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El murillense Antonio Ocón Ruiz junto a otros compañeros de marcha y el logroñés Eduardo García, al fondo, descendiendo de la Quemada de los Soldados hacia el collado de Sancho Viejo. :: D.M.A.

De 0 a 20 grados en seis horas

La 23ª Marcha a Hoyos de Iregua reúne a medio millar de participantes en el parque natural Sierra Cebollera | El recorrido ascendió hasta el Quemado de los Soldados (1.763 metros) y contó con los ciclistas Sheyla Gutiérrez y Álvaro Robredo como senderistas

Diego Marín A.

Villoslada

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Lunes, 9 de octubre 2017, 00:35

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A las 8 de la mañana de ayer, cuando se tomó la salida de la 23ª Marcha Hoyos de Iregua que organiza la Fundación Caja Rioja, apenas se superaban los 0º C en Villoslada de Cameros. Poco importó a los valientes que quisieron disfrutar corriendo del circuito de 28,5 kilómetros y más de 1.030 metros de desnivel positivo. Superado el kilómetro 10, tras alcanzar la cota más alta, la del Quemado de los Soldados (1.763 metros), y descender al collado de Sancho Viejo, Francisco Gil era el primero en afrontar la segunda parte del recorrido, que conducía a la ermita de Lomos de Orio, habiendo completado los primeros 12 kilómetros, con ya más de 700 metros de desnivel, en 1.20 horas. Detrás le seguían David y Roy.

La Marcha Hoyos de Iregua no es una prueba competitiva pero muchos amantes de las carreras de montaña, del 'trail', aprovechan la buena organización de la prueba para disfrutar del paisaje y los bosques del parque natural Sierra Cebollera. Aire puro, vistas espectaculares, buen ambiente, avituallamientos... y senderismo o carrera, a elegir. Eso sí, la mayoría de los 512 inscritos en la prueba de ayer eligió caminar.

José Miguel Cañas y Javier Fernández Cavila, de Alesanco, corrían a la par de José Manuel González. «Siempre la hacemos corriendo a cachos, para disfrutarla mucho más», declaró Javier, porque el recorrido, en esta ocasión, para José Miguel, era «muy bonito». «Habíamos venido pensando en hacerla andando pero, con el día que ha salido, hemos salido ligeros, para gozar», confesó Javier. Por detrás llegaban las primeras mujeres, en orden: Raquel Laínez, Rebeca Villamor (acompañada de David Sáenz) y Rocío Bañuelos. También un primer grupo con un primer perro, Lola.

Finalizada ya la temporada de ciclismo en ruta, en la marcha participaron los dos ciclistas profesionales riojanos. En primeras posiciones, a ritmo ligero, pero andando, iba el ezcarayense Álvaro Robredo, y un poco más atrás, Sheyla Gutiérrez, junto a Beatriz Sabrás, Marta y el veterano Isidro Lamata. «Me gusta muchísimo el deporte y ahora que tengo un poco más de libertad no quería parar, y como me gusta la montaña, y esta marcha es una gran oportunidad, no quería perderme estos paisajes tan bonitos», confesó Sheyla Gutiérrez en pleno descenso pedregoso (Km. 9) de su primera participación en la marcha.

Otros deportistas, pero a nivel popular, fueron algunos corredores como Eloy Mata, del Club Maratón Rioja, y los Beer Runners de Logroño Edu García, Javier Barrio y Javier de Pablo, todos en solitario. «Hice la marcha hace tres años y me gustó bastante. Me gusta ir 'a mi bola'. El año que viene seguramente intente hacerla corriendo», advirtió Barrio. Y Pablo valoró el primer tramo del recorrido: «Es duro porque hay muchas ramas caídas y se hace difícil andar, y más correr. Pero la primera subida es increíble, más un día como hoy, tan despejado. Merece la pena».

El recorrido, con salida y llegada desde Villoslada de Cameros, transcurrió en un principio por la pista de las Navillas hasta el collado Yerre, y tras ascender al Quemado de los Soldados, con unas vistas espectaculares al embalse de Pajares, el recorrido puso rumbo a la Ermita Lomos de Orio. El segundo ascenso fuerte de la jornada era el del cerro de la Sartén (1.565 metros), al que se llegaba por Puente Ra, y tras el cual, ya en descenso continuo, se culminaba en Villoslada, pasando por La Blanca y el Achichuelo, siguiendo el curso del río Iregua.

Apenas hubo incidencias que destacar, alguna caída y lesiones leves. En los primeros kilómetros el calceatense Fernando Cámara sufrió una rotura de fibras en un gemelo y la Cruz Roja y el Equipo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil, que colaboró en la marcha acudiendo desde Ezcaray, le atendieron. Es más, el propio presidente de la Fundación Caja Rioja, Arturo Colina, le recogió en Sancho Viejo en todo terreno, mientras el jefe de I+D y Patrimonio, Francisco Burgos, atendía a los participantes en el avituallamiento de Lomos de Orio ante la curiosa mirada del ermitaño, Roberto Pajares.

Del otro Camero, del Viejo, acudió a la cita otro presidente, el de la Asociación de Amigos de Laguna, Ángel Íñiguez, acompañado de Cristina Martínez, y explicaba, satisfecho, que «el recorrido está siendo muy bonito, con sus repechitos». Ella, en cambio, recordaba la primera edición en que participó, hace tres años: «Hizo un tiempo horrible y fue mortal pero esto es una maravilla». Y es que, llegado el mediodía, la temperatura subió hasta los 20ºC. Los primeros participantes llegaron a Villoslada antes de las 12 horas.

Basilio Fernández, Allende Marín y Miguel de la Fuente guiaban a la invidente Lourdes Monge, logroñesa de 55 años y habitual de la marcha. «Me encanta andar por el monte», admitió Lourdes. Y cerrando la hilera de caminantes, la niña de 10 años Carlota Pinillos junto a su madre Menchu Bartolomé e Itxaso.

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