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Pepe Torres, bailaor de Morón, estrena hoy en Logroño su espectáculo 'Juncales'. :: ARCHIVO DEL ARTISTA
«Con el flamenco busco la esencia  en mis orígenes»

«Con el flamenco busco la esencia en mis orígenes»

Pepe Torres cierra esta noche (21 horas) los XXII Jueves Flamencos del Teatro Bretón con el estreno de la obra 'Juncales'Pepe Torres Bailaor de Morón de la Frontera

PABLO GARCÍA MANCHA

LOGROÑO.

Jueves, 3 de mayo 2018, 00:32

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'Juncales', que prácticamente se va a estrenar en toda su magnitud esta noche en Logroño, es un espectáculo flamenco que surge de «la admiración al arte», explica Pepe Torres (Morón de la Frontera, 1978), bailaor, cantaor y tocaor, que viene al Teatro Bretón con una polifacética necesidad de expresar una vida dedicada al arte. Pepe Torres nació ce en el seno de una familia de artistas por excelencia. Es nieto de Luis Torres Cádiz, Joselero de Morón, y sobrino nieto de Diego del Gastor. Es un bailaor de Bailaor de inspiración y su arte se decanta por la transmisión, lejos del tecnicismo efectista, destaca su espontánea naturalidad y recuerda aires de bailaores como Pepe Ríos, Andorrano y Farruco. Ha prestado su arte a artistas de la talla de Martirio, Antonio Canales, Sara Baras, Farruquito o Manuela Carrasco.

EL ESPECTÁCUL0

  • Jirones

  • Compañía Pepe Torres (baile, dirección musical y cante)

  • Cante Luis Moneo y David el Galli.

  • Guitarra El Perla.

  • Compás Miguel Téllez.

  • Bailaora invitada Gema Moneo

  • Teatro Bretón

  • Hora 21 h. Último concierto del abono.

-¿De donde surge la palabra Juncales, qué es lo que representa?

-Lo defino como un espectáculo de un artista flamenco de raíz, donde innovando desde el conocimiento y la necesaria tradición, y en concordancia con los tiempos actuales, reflejo un sentimiento flamenco en plena madurez artística. Quiero decir que es un espectáculo flamenco donde impera el baile como identidad propia, pero donde aparecen guiños que surgen de mi amor por la guitarra, haciendo un homenaje a la familia tocaora los 'gastoreños' y con composiciones personales en las letras y las músicas; la realidad es que persigo una implicación total en la dirección artística y musical.

-¿Qué es lo que significa para usted el flamenco?

-Dicen que el arte, el duende o esos momentos mágicos que definen al flamenco duran un solo instante... el corazón es caprichoso y de una obra uno suele quedarse con ese momento o pequeños momentos, que es, al fin y al cabo, lo que perdura en la memoria, lo que queda en la retina. 'Jirones' son partes de un todo, dentro de las costumbres, tradiciones, músicas y bailes de la gitanería, que aunque la Real Academia defina la expresión con ciertos aires negativos, en el buen sentido de la palabra es una maravillosa forma de vivir, de sentir; es la expresión más auténtica de una tradición centenaria, de siglos de asentamientos, apegos a la tierra y convivencia ignorada. Vivencias aderezadas por una música vital, necesaria para transmitir, para compartir, para respirar... Esa música se llama flamenco y es nuestra forma de expresarnos sobre un escenario pero también en nuestras casas o por las calles.

-¿Cómo es el desarrollo de la obra?

-Hay bailes por soleá, siguiriyas, martinetes, tangos y bulerías entre otros palos. El baile en la mujer está representado por Gema Moneo (artista invitada), además de las voces de gran flamencura como son 'La Fabi', Luis Moneo (hermano de los desaparecidos Manuel Moneo y 'El Torta') y David El Galli. A la guitarra estará El Perla.

-¿Cómo se define como bailaor?

-Eso es complicado. Busco la esencia en mis orígenes: corre por mi sangre la de los Negros de Ronda, la de los Amayas, de los bordones morenos, desplantes y su sello en el baile y el cante. En mis ancestros flamencos aparecen nombres como la Andonda o Aniya la de Ronda hasta llegar al genial maestro Diego del Gastor y mi abuelo Luis Torres, el inolvidable Joselero de Morón. Parte de todas esas facetas artísticas busco que se queden prendidas en mi manera de expresar el arte sobre un escenario.

-¿Qué queda de aquella revolución que formó con el grupo 'Son de la Frontera'?

-Fue una época musical maravillosa, de una creatividad sublime. Nos comimos el mundo con un grupo que revolucionó el flamenco por su forma de hacer. Para mí fue impresionante porque me permitió recorrer infinidad de lugares, aprender muchísimo, disfrutar, gozar y soñar.

-Vinieron a los Jueves Flamencos al Salón de Columnas y aquello fue un alboroto en el que la gente salió alucinando...

-Es que el público descubría el sonido de Morón de la guitarra del pulgar, del aroma de Diego del Castor, su sobrino. Ese sonido de Morón tan único, tan diferente a todo, tan peculiar.

-¿Por qué desapareció el grupo?

-Cosas de la vida, cada uno tiró para un lado y ya se sabe. Se murió Mario Pacheco, que era nuestro productor en 'Nuevos Medios' y que daba coherencia a todo y aquello nos dejó desangelados. Pero el recuerdo continúa muy vivo, con dos discos en la calle y un montón de conciertos que nos han quedado impresos en el corazón.

-¿Por qué el sonido de Morón es tan diferente a todos?

-Sí, es verdad, es como un aroma, un compás, un alma distinta a todo. La guitarra de Diego del Gastor la sigo escuchando y es completamente única. Es muy difícil de explicar porque parece que se detiene en el tiempo.

-Y eso se traslada en la danza.

-Yo lo busco, hay un compás genuino flamenco de Morón de la Frontera que lo llevamos impreso en la genética y que se asoma de vez en cuando.

-A Diego del Gastor iban a visitarle muchos americanos por su forma tan peculiar de tocar.

-Se han contado muchas cosas, pero la realidad es que era asombroso. Decían que si eran de la base militar, pero no, era gente que tocaba la guitarra y que venía de todo el mundo a ver cómo lo hacía.

-¿Sigue existiendo esa manera de sentir el flamenco en Morón?

-Obviamente todo ha cambiado, pero los mayores todavía se acuerdan de todo lo que se generó en aquella época.

-¿Y de Diego de Morón?

-Sobrino del Gastor y el que más cerca estuvo de él. Un personaje increíble con el que he tenido la suerte de hacer muchas cosas y que ha llevado al extremo esa forma de tocar, con un sentimiento que pone los pelos de gallina. Hay un asombro cuando toca y surge ese sonido que parece que nace del fondo de la tierra.

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