Borrar
Centenares de riojanos escuchan al rey Juan Carlos en el acto del Milenario de la Lengua el 14 de noviembre de 1977. :: herce
Cuando el español encontró su cuna

Cuando el español encontró su cuna

Se cumplen cuarenta años del Milenario de la Lengua el 14 de noviembre de 1977 en San Millán de la Cogolla, primer acto histórico de reivindicación del papel de La Rioja en el origen del castellano

Jonás Sainz

Logroño

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 13 de noviembre 2017, 17:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuna de la lengua. Hace cuarenta años que La Rioja ostenta ese siempre discutible y todavía discutido título. Fue el sobrenombre acuñado para publicitar los actos del Milenario de la Lengua Castellana, celebrados el 14 de noviembre de 1977 en San Milán de la Cogolla. Quince mil riojanos abarrotaron aquel día el monasterio de Yuso para vivir un acontecimiento presidido por el rey Juan Carlos que fue, según la crónica de este periódico, 'una jornada histórica'. Ciertamente fue el primer gran acto reivindicativo del papel de esta tierra en consignar los orígenes del español mil años atrás, algo que con el paso del tiempo se ha convertido en seña de identidad de La Rioja. Y también fue un acto con trascendencia política en tiempos críticos.

Era de hecho la época preconstitucional y preautonómica, la España de la Transición. Las primeras elecciones generales de la democracia las había ganado UCD en junio y Adolfo Suárez, junto con Juan Carlos de Borbón, coronado a la muerte de Franco, empezaba a negociar en La Moncloa los pactos de la futura Constitución. El país pugnaba por dejar atrás el franquismo. Se puso fin a la censura y se aprobó el derecho a la huelga. ETA y los Grapo no eran los únicos terroristas aquel año de la matanza de Atocha a manos de la extrema derecha. Había entonces 36 millones de españoles. Por treinta pesetas podías comprar el pan, el periódico y tomar una caña. El Atlético ganó la Liga y el Betis la primera Copa del Rey. Se estrenó 'La guerra de las galaxias', aunque la película más taquillera fue 'La guerra de papá'. Rodríguez de la Fuente y 'Curro Jiménez' triunfaban en la tele de solo un canal y medio. Y en la radio sonaban indistintamente 'Libertad sin ira' y 'Linda', el grupo folk Jarcha y un joven llamado Miguel Bosé, dos estilos bien distintos para expresar un tiempo de cambios complejos.

¿Y La Rioja? La todavía provincia de Logroño pertenecía a Castilla la Vieja y aún tardaría en concebir siquiera aspiraciones de llegar a ser comunidad autónoma en solitario cinco años después. Región siempre fronteriza, cruce de caminos, tierra de bon vino y abonada a los tópicos, no iba a renunciar al de 'cuna de la lengua' por más que resultara algo paradójico para una sociedad provinciana que todavía debía conformarse con reivindicar un simple colegio universitario adscrito a Zaragoza. Celebrar el Milenario de la Lengua ofrecía a este rincón de la España profunda la ocasión de situarse en el mapa.

Burgos y sobre todo Santander rivalizaron con Logroño por el Milenario, que finalmente abrieron los Reyes en San Millán

Polémica entre provincias

Pero ya entonces había (y sigue habiendo) otros que reclamaban para sí y como si fuera auténtico un título que solo puede ser simbólico, sabiendo que las lenguas no nacen en un solo lugar ni en un momento concreto. También Burgos y Santander, provincias castellano-viejas a la sazón como Logroño, querían y tenían, por Silos y Valpuesta respectivamente, motivos históricos para celebrar los mil años de los primeros vestigios escritos del idioma español, datados a partir del siglo X.

La polémica se desató abiertamente a partir de un artículo publicado en El País en julio del 76 con el título 'El milenario del idioma castellano se celebrará en Santander'. En él se anunciaba que Manuel Pereda de la Reguera, escultor y presidente del Ateneo de aquella ciudad, tenía proyectado un monumento de enormes dimensiones en homenaje a la Glosas Emilianenses, que, según la atribución errónea citada en el mismo artículo, consideraban escritas en Cantabria.

Pese a la confusión, en Logroño saltaron las alarmas y comenzó una contraofensiva a través de la prensa. Riojanos y santanderinos empezaron a discutir abiertamente sobre quién reunía más méritos para reclamar la celebración. Los comentarios saltaron de los periódicos provinciales a los nacionales. Tanto Santander como Logroño habían trazado ambiciosos programas propios. Los riojanos pretendían erigir un monumento conmemorativo; los montañeses, también. Los riojanos habían solicitado hacía tiempo la colaboración de Cultura Hispánica y de la Real Academia de la Lengua (RAE); los montañeses, también. Los riojanos, venían hablando desde hacía un par de años de organizar un congreso de lingüística española; los montañeses, cuando lo supieron, también. Ambas provincias parecían querer lo mismo y por caminos parecidos, pero siempre por separado.

Pero quien primero había lanzado la idea, según puede verificarse consultando la hemeroteca desde agosto de 1972, había sido La Rioja, preparando para el año siguiente la conmemoración de los mil quinientos años del nacimiento del santo Emiliano (en Berceo, el año 473). De hecho, en colaboración con la RAE, sería colocada una lápida en el monasterio de San Millán que todavía hoy puede leerse: 'En recuerdo de las Glosas Emilianenses, primer testigo de la lengua española, y del anónimo copista que en este valle y monasterio de San Millán de la Cogolla bautizó nuestro idioma en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo, la Real Academia de la Lengua Española y la Orden de Agustinos Recoletos dedican esta lápida en el XV centenario de san Millán 1973'.

Imagen principal - Cuando el español encontró su cuna
Imagen secundaria 1 - Cuando el español encontró su cuna
Imagen secundaria 2 - Cuando el español encontró su cuna

Finalmente tuvo que mediar el Ministerio de Educación y Ciencia, con Íñigo Cavero al frente, y para no herir susceptibilidades se conformó, incluyendo a Burgos, el Patronato Interprovincial pro-Milenario y se programaron distintos actos conmemorativos a lo largo de todo un año, desde 1977, que ya en 1978 clausuraría en Santo Domingo de Silos el escritor, académico y senador real Camilo José Cela.

Pero el acto inaugural, el evento con carácter nacional e incluso internacional, el que sería realzado por la Corona para hacer bandera común de la lengua, habría de tener lugar en San Millán. Así se decidió finalmente en atención a la indiscutible importancia histórica, cultural y filológica de su scriptorium medieval. No en vano, desde Ramón Menéndez Pidal en 1911, los más prestigiosos medievalistas vieron en las Glosas Emilianenses los primeros indicios escritos de una lengua romance que ya no es latín.

De las más diversas metáforas que inspiraron -'primer vagido del castellano', 'acta de nacimiento del idioma español', 'fe de bautismo'-, la que sin duda caló más y ha perdurado en el tiempo es la empleada para la cartelería de aquel Milenario en San Millán: cuna de la lengua.

«Centro de atención mundial»

Primero se pensó celebrarlo el 12 de octubre, Día de la Hispanidad. Pero finalmente se trasladó a una fecha próxima a la festividad de san Millán de la Cogolla (que precisamente se conmemora hoy, 12 de noviembre). Los preparativos en el pueblo fueron, más que de fiesta grande, de verdadera excepcionalidad, tanto en medidas de seguridad, como de cobertura informativa, pues los actos serían transmitidos en directo por TVE y emisoras de radio. También la prensa se haría eco ampliamente. 'Mañana, La Rioja, centro de atención mundial', titulaba este diario la víspera.

Todo estaba a punto para rendir homenaje a la lengua milenaria con el carácter solemne que le confería la visita de los Reyes, la primera oficial de Juan Carlos y Sofía a La Rioja. La Corona, que desde entonces no ha dejado de apoyar todo lo relativo a la protección y divulgación del idioma, encontró en el español algo más que un símbolo para estrechar lazos con los países de la América hispana, encontró una razón cultural e identitaria para reforzar la unidad de España en un tiempo en el que habían resurgido con fuerza los nacionalismos periféricos.

Además, San Millán, de donde también proceden los primeros vestigios escritos del euskera, simbolizaba la posibilidad de convivencia sin rivalidad con las demás lenguas y culturas del Estado. Quién sabe si, por extensión, aquel Milenario de la Lengua no estaba contribuyendo a preparar el terreno al proyecto político de la España de las autonomías.

Sin ir más lejos, para La Rioja, que miraba a su pasado con orgullo y al futuro con inquietud, aquella jornada histórica, era, como proclamaba nuestro diario, «afirmación de la identidad riojana».

Y es que todo estaba todavía por hacer aquel 14 de noviembre. En la cuna. Y ya han pasado cuarenta años.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios