Un precioso regalo del cielo
Eduardo Aisa
Viernes, 14 de febrero 2025, 09:24
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Eduardo Aisa
Viernes, 14 de febrero 2025, 09:24
Espléndida inauguración del 5º Festival Lírico Lucrecia Arana con esta exquisita adaptación de Pedro Halffter del último y desolador ciclo de lieder de Franz Schubert, ' ... Winterreise' (Viaje de invierno), compuesto a las puertas de la muerte, que supone una fascinante deconstrucción de la obra, al separar el texto de las 24 canciones (hermosos poemas de Wilhelm Müller), dramatizadas por un actor, de la música de Schubert para canto y piano, que pasa a las voces del violín, violonchelo y piano. El resultado es espléndido y sobrecogedor, revalorizando la calidad de los poemas como un doloroso viaje interior hasta asomarte al abismo de la vida, envuelto en la bellísima música de Schubert en estado puro. Una intensa experiencia que resultó como un regalo del cielo.
Al gran actor riojano Pepe Viyuela le tocó la difícil labor de dar vida escénica a los 24 poemas, en un intenso monólogo de dolor, de desesperanza y devastación personal, con un resultado superlativo, a veces rozando la sobreactuación, pero con un fuego expresivo en ese universo helado y una riqueza de recursos que denotaban el excelente trabajo realizado sobre el desnudo escenario. Viyuela supuso una parte fundamental en el éxito de este concierto.
La versión instrumental diseñada por Halffter tiene la genialidad de no limitarse a dejar la voz del piano tal como la escribe Schubert y transcribir la parte cantada exclusivamente a las voces del violín y el chelo, sino que sitúa a los tres instrumentos en plano de igualdad, compartiendo protagonismo melódico alternativamente, o sea, como acertadamente dicen las notas al programa: «...las melodías originales navegan de un instrumento a otro como un viajero errante...». El resultado fue una increíble exquisitez musical, de una intimidad y una belleza pasmosas, iluminando la música de Schubert con ricos matices camerísticos, como un inmenso trío con piano repleto de temas, matices y caracteres y unas enormes proporciones, que nos recuerdan los comentarios de Schumann sobre la 'longitud celestial' de las obras de cámara de Schubert por su desacostumbrada duración que nunca cansa. Desde el nº 1 'Buenas noches', de despedida de la amada imposible, con esa hermosura de música, ya nos anuncia el carácter de toda la obra: «Llegué como un extraño, como un extraño me marcho». El discurso musical de los 24 números es muy variado, dentro de su tremenda unidad. La interpretación fue de una altura musical extraordinaria y solo por destacar, hay momentos que personalmente me encantan, como la caída de las lágrimas heladas como gotas de lluvia (nº 3), la belleza musical de 'El tilo' (nº 5), la explosión de la naturaleza en el 'Sueño de primavera' (nº 11), el sonido del cuerno de 'El correo' (nº 13), los ladridos de los perros 'En el pueblo' (nº 17) o la tristeza de 'La señal' (nº 20) que le dirige hacia la muerte. La calidad interpretativa fue deslumbrante, con los fraseos inmaculados de la violinista Rita Sikoeva, el precioso sonido del violonchelista Dragos A. Balan y la limpieza y expresividad de Pedro Halffter al piano, coloreando admirablemente toda la obra. La disposición del público envolviendo el espacio escénico y los sencillos detalles de atrezzo, iluminación y proyecciones fueron un elemento integrador muy bien diseñado. Hay que agradecer a Antón Armendáriz que mantenga esta oferta musical de calidad 'suprema', como el buen turrón.
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