Fui a la Gonzalo de Berceo para ver a la joven violinista riojana Patricia Muro, que, tras una brillante preparación en España, lleva años formándose ... y trabajando en varias ciudades europeas, y lo que me encontré es un formidable cuarteto de cuerda suizo, con sonido y personalidad propios, que nos dejó impresionados a los numerosos espectadores que llenábamos la sala a hora tan incómoda. He dicho cuarteto suizo porque se fundó y tiene su sede en Basilea, pero realmente es un cuarteto internacional integrado por la violinista japonesa Kanon Miyashita, la violinista riojana Patricia Muro, la viola francesa Élise Hiron y la italiana Lea Galasso al violonchelo, que mantiene una intensa actividad que les ha llevado a actuar en numerosos países europeos y prestigiosos festivales.
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El programa tuvo la originalidad de abrir boca con un sereno coral de J. S. Bach iniciado de forma instrumental, para, a continuación, ¡cantarlo las cuatro instrumentistas! y finalizar otra vez a cuerda sola. Pero el núcleo del programa eran dos grandes y exigentes cuartetos: el Op. 76 nº2 (de las Quintas) de Joseph Haydn y el Op. 80 nº 6 de Félix Mendelsshon, obras de madurez, que figuran entre las últimas obras de cámara de ambos compositores y que resultaron adecuada piedra de toque para estas jóvenes intérpretes. El cuarteto de Haydn toma su nombre ('de las Quintas'), de los numerosos intervalos de quinta que jalonan todo el primer movimiento y está considerado como la puerta de entrada al cuarteto moderno, que Beethoven elevaría a alturas inalcanzables. Atacaron el Allegro inicial con cierta prevención, pero pronto se las vio cómodas con la escritura grácil y natural de Haydn y fueron redondeando una versión notable por su claridad, cuadrando a la perfección el Andante y el Menuetto, llamado 'el minueto de las brujas', que en realidad es un doble canon, para culminar el vivaracho Vivace assai, con el que termina el cuarteto, rozando la excelencia, subrayando esos detalles irónicos tan queridos por Haydn y mostrando una compenetración modélica, fundamental en este tipo de formación musical.
Pero todavía quedaba lo mejor, con una extraordinaria lectura del atormentado Cuarteto nº 6 Op. 80 de Félix Mendelssohn, un verdadero testamento musical, compuesto dos meses antes de su prematura muerte, en homenaje a su querida hermana Fanny Mendelsshon, cuyo reciente fallecimiento le había producido un inmenso dolor y un hundimiento moral del que no se recuperó. Toda la obra es una auténtica tormenta interior, que exige a los intérpretes intensidad expresiva, continua tensión y una especial precisión en los diálogos entre instrumentos, que nuestras intérpretes derrocharon en pura excelencia: el sufrimiento que destila esta música estuvo visiblemente presente. Se notaba la emoción contenida del público, que estalló en aplausos y bravos al finalizar los brillantes acordes finales. Fantástico éxito de nuestra querida violinista riojana Patricia Muro y, por supuesto, de todo el espléndido cuarteto.
A la vista de este éxito, ¿no se podría propiciar que el puñado de excelentes jóvenes músicos riojanos que están destacando en Europa se puedan ir presentando ante el público riojano para recibir nuestro reconocimiento? No me imagino dinero cultural mejor gastado.
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