Doble puerta grande en la plaza de Aldeanueva
Isabel Virumbrales
Domingo, 7 de mayo 2023, 02:00
La plaza de toros de Aldeanueva de Ebro es una de las joyitas taurinas que tiene La Rioja. Su ruedo –más bien pequeño–, su estrecho ... callejón y la mitad de sus tendidos cubiertos por una grada dan un sabor añejo a la liturgia de presenciar una tarde de toros. Ayer, con más de tres cuartos de entrada vendidos y mucha gente joven en el graderío, se vivió un festejo de esos en los que cualquiera sale de la plaza con media sonrisa porque lo ha pasado bien.
Rompió el paseíllo y el público aplaudía con entusiasmo a la dupla que conformaba el cartel. «¡Vamos Fabio!», se escuchaba desde el abarrotado tendido de sombra Y Fabio, con la montera ya calada, esperaba paciente a que Guillermo Hermoso de Mendoza diera la tradicional vuelta al ruedo que los rejoneadores hacen al inicio del festejo.
El hondo primero, un negro astracanado de Romao Tenorio, tardó en salir. Hermoso recibió a lomos de Jíbaro con el que dejó dos rejones de castigo para atemperar la embestida del noble astado. Guillermo cambió de montura y se presentó en el ruedo a lomos de Ilusión toreando muy de frente. Dejó un primer palo y se llevó al toro cosido a la cabalgadura casi al hilo de las tablas. Cuando parecía que iba a salir de la suerte cambió de pitón y siguió lidiando por los adentros. Después de dejar otras dos banderillas volvió a cambiar de montura. El rejoneador estellés tuvo el afán de ofrecer los pechos de su caballo torero que, en todo momento, buscaba dar la cara al toro y citar de frente. Antes de coger el rejón de hoja de peral clavó tres banderillas cortas muy reunidas. Falló con el acero y saludó desde el tercio. El toro recibió palmas en el arrastre.
Fabio Jiménez saludó con suaves verónicas a un terciadísimo novillo de Domingo Hernández de embestida informal y que, en ocasiones, se metía por los adentros. Tras cierto desconcierto en varas y banderillas, Fabio se fue a los medios para brindar al público. Propuso un inicio de faena templado a un animalito que repetía con un incómodo calamocheo. Lo más destacado lo firmó con la mano derecha. En el toreo al natural la embestida era más descompuesta y reservona. Frente a esto Fabio mostró la evolución de este invierno y tiró de oficio. Cortó una oreja tras una estocada que hizo guardia.
Guillermo Hermoso de Mendoza salió a por todas en el tercero. Dejó al toro, de hechuras similares al primero, crudito con un rejón de castigo. Redujo la velocidad del astado con Malbec y a lomos de Ecuador buscó la reunión. Intentó el toreo más puro rematado con algún quiebro y buscó la complicidad del público. En el último tercio volvió a dejar tres banderillas cortas, una tras otra, rematadas con la suerte del teléfono. Ató las riendas de Justiciero a su montura y colocó un par a dos manos muy jaleado para dejar, a la segunda, casi medio rejón. El palco, ante la insistencia de los tendidos así como de la cuadrilla del centauro, le concedió las dos orejas.
Salió el cuarto y último. Fabio se encontró con un novillo corretón más hecho que el primero de su lote. Intentó, entre carrera y carrera, torear a la verónica para rematar con una media en la cadera, muy bonita. El alfareño brindó a su madre. Se dobló por abajo para someter al animal que recibió poco castigo en el caballo. Fabio estuvo muy torero con la diestra. Buscó los terrenos. Su receta para calmar las embestidas bruscas del burel fue la suavidad en el toque. Encajó los riñones y compuso la figura. Cortó otro apéndice y salió a hombros junto Guillermo Hermoso de Mendoza.
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