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Idoia Salazar y Richard Benjamins, en la presentación de su libro 'El mito del algoritmo'. FUNDACIÓN TELEFÓNICA
«De nosotros depende que los mitos formen parte de la realidad»

«De nosotros depende que los mitos formen parte de la realidad»

Idoia Salazar y Richard Benjamins presentan mañana su obra sobre inteligencia artificial | El ensayo pretende desmantelar los mitos relacionados con esta tecnología para que los lectores puedan formarse su propia opinión'El mito del algoritmo'

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Miércoles, 28 de octubre 2020, 07:47

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La inteligencia artificial constituye toda una realidad que, a día de hoy, continúa en pleno auge y evolución. Su influencia social es variada, porque resulta de aplicación en todos los ámbitos y sectores. Es una tecnología que dispone de muchas funciones beneficiosas, pero su existencia también genera prejuicios y miedos dentro de la sociedad que, a veces, resultan complicados de discernir de la realidad por culpa de las películas de ciencia ficción como, por ejemplo, que los robots sustituirán la mano de obra humana. Pero ahora hay un instrumento que permite, en base a hechos y opiniones de diferentes expertos, saber cuánto hay de verdad y cuánto hay de mentira de lo que se dice sobre la inteligencia artificial.

De la mano de Richard Benjamins e Idoia Salazar, autores de 'El mito del algoritmo', los asistentes podrán resolver todas las dudas relacionadas con esta tecnología, ya que constituye la mejor herramienta para explicar los hechos y opiniones que surgen en torno a la inteligencia artificial, como su potencial, pero también cuáles son sus limitaciones.

Ambos escritores serán los responsables de cerrar este jueves, a las 19.00 horas en la Biblioteca Rafael Azcona, las X Jornadas del Futuro en Español. Un evento que concluirá con la presentación de su libro 'El mito del algoritmo', un didáctico ensayo que pretende aclarar, de manera objetiva, los mitos que hay sobre estos sistemas como, por ejemplo, que las máquinas llegarán a quitar a los humanos todos los puestos de trabajo. Toda una publicación que, a su vez, pretende que los lectores puedan formarse su propia opinión en base a un criterio suficiente y, así, poder actuar en consecuencia.

Los medios de comunicación y, en concreto, la prensa, que es la responsable de informar sobre las innovaciones tecnológicas, también ha propiciado un halo lleno de incertidumbre. Así lo asegura Benjamins, chief AI & Data Stategist en Telefónica, quien resalta que dichos mitos y cuentos sobre la inteligencia artificial «dan la impresión de que utilizar esta tecnología es algo negativo que, incluso, puede llegar a controlarnos en un futuro». Pero estamos muy lejos de este escenario, porque, según apunta el autor, hablar hoy en día como si esto fuese a ser así «es todo un cuento».

'El mito del algoritmo' pretende acercar todos estos sistemas relacionados con el ámbito de la inteligencia artificial a cualquier usuario, desde un adolescente interesado en la materia hasta una persona mayor para que «todo el mundo entienda el impacto real que esta tecnología tiene en su vida y el que podría tener en un futuro». El propósito del libro es, por tanto, desmitificar el uso de la inteligencia artificial en siete ámbitos de aplicación. De todos ellos, el trabajo es el que adquiere la mayor relevancia, porque la preocupación más extendida es si esta tecnología podría llegar a sustituir a los humanos en un futuro. La realidad es que estos sistemas provocarán una situación similar a la que se produjo tras la llegada de internet. Así lo afirma Salazar, presidenta de OdiseIA y profesora de la Universidad Ceu San Pablo, quien explica que, con esta tecnología, desaparecerán aquellos empleos que «estén relacionados con cantidades ingentes de datos, ya que las máquinas serán capaces de optimizar los tiempos».

Esta obra también ofrece una previsión sobre los trabajos que tendrán que adaptarse y automatizarse, así como una posible predicción de en qué puestos será difícil que esto ocurra y, también, cuáles requerirán de la supervisión de un profesional. Una aproximación que, según apunta Benjamins, «clasifica los empleos físicos y cognitivos para que los lectores puedan tener una idea de lo que podría pasar en un futuro». Todo un análisis que, en opinión de Salazar, constituye «una gran oportunidad para los estudiantes de ahora y para los empleados del futuro».

Otro de los grandes mitos relacionados con esta tecnología tiene que ver con las emociones. Las películas de ciencia ficción siempre presentan a los robots como los únicos productos de la inteligencia artificial, capaces de actuar como los humanos y de tener sentimientos. Sin embargo, esta percepción dista mucho del uso que se le está dando a esta tecnología en la actualidad porque, según explica Salazar, dotar de emociones a las máquinas «no es necesario ni va a suponer ningún riesgo en la humanidad». Aún así, es un reto que se va a seguir trabajando desde el ámbito científico y que puede llegar a conseguirse en el futuro. Pero esta simulación puede llegar a convertirse en un hecho dentro del campo de la inteligencia emocional, que «debe utilizarse en casos muy específicos y en los que realmente sirva de utilidad». Salazar se refiere, en concreto, a que esta funcionalidad podría ser muy útil para ayudar a las personas mayores o con autismo, e incluso, para quienes estén en el inicio de una depresión. Sobre todo, porque este sistema de inteligencia artificial es capaz de «predecir y diagnosticar antes incluso de que se agraven los síntomas de un determinado trastorno». Así, se podría alertar a los familiares que tengan que enfrentarse a este proceso.

Ambos autores coinciden en que el uso de esta tecnología también implica ciertos riesgos, como la privacidad, porque utiliza y procesa los datos personales que, de manera inconsciente, generan los usuarios en internet. Por eso, reivindican que «es muy necesaria la educación y la formación» para tomar conciencia sobre sus peculiaridades. O, al menos, sobre sus conceptos básicos, así como sobre su impacto en la economía y en la sociedad ya que, como apunta Benjamins, «va a estar en todos los sitios y, por eso, las personas no se pueden permitir no saber nada de esta tecnología». A lo que Salazar añade que «de nosotros depende que algunos de los cuentos que aparecen en la obra se conviertan en realidad», porque las decisiones que se tomen ahora «marcarán los distintos caminos, que esperemos que sean de ayuda para lidiar a gestionar los datos y para mejorar nuestra salud y educación». La obra, que está escrita en un lenguaje sencillo y muy divulgativo, pretende dotar al lector de un criterio suficiente como para enfrentarse a las distintas facetas de su vida en las que interviene esta tecnología. Salazar destaca que no se trata de decir que la inteligencia artificial es buena o mala, sino «tener datos, hechos y opiniones para que luego sea el lector, con su criterio, el que decida sobre esta tecnología».

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