Cuidarse frente a la diabetes

Ejercicio constante, hábitos saludables, cuidado de los pies y control de peso, niveles de azúcar o tensión arterial son las pautas fundamentales El paciente es quien más puede hacer para combatir esta enfermedad crónica

JUAN BALDA SORIA

Lunes, 30 de julio 2018, 23:25

logroño. La diabetes mellitus es una enfermedad del metabolismo caracterizada por niveles de azúcar (glucosa) en sangre elevados. A la glucosa que circula por la sangre se le denomina glucemia.

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Este aumento de glucemia es el resultado de un fallo de la producción de insulina, en la acción de la misma, o de ambas cosas. De no controlarse adecuadamente, a largo plazo, la presencia continua de glucosa alta en la sangre (hiperglucemia) puede provocar alteraciones en la función de diversos órganos, especialmente los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y los vasos sanguíneos.

La insulina es una hormona que fabrican las células beta del páncreas y que permite que las células utilicen la glucosa de la sangre como fuente de energía.

Cada vez son más jóvenes los afectados por esta enfermedad, que es preciso combatir día a día

La diabetes puede ser de tipo 1. Se produce una destrucción de las células beta del páncreas, lo que habitualmente da lugar a un déficit absoluto de insulina. Siempre necesita insulina para su tratamiento. Debuta más a menudo en la infancia y juventud.

En la de tipo 2 predomina la resistencia a la insulina, mientras que el déficit de insulina se presenta en grado variable. La mayoría de estos pacientes son obesos y presentan antecedentes familiares de diabetes tipo 2, dándose en muchos casos el llamado «síndrome metabólico», en el que se asocian diabetes, obesidad, hipertensión e hiperlipemia, enfermedades todas ellas asociadas con el sobrepeso y la resistencia a la insulina. Es más frecuente a partir de los cuarenta años. Inicialmente no necesitan insulina para controlar su enfermedad, aunque en muchos casos, por fracaso secundario a los hipoglucemiantes orales, acaban requiriéndola.

Estos son los tipos más frecuentes de diabetes, pero también existen más tipos aunque en muchísima menor proporción, como la gestacional y otros tipos específicos o secundaria.

El estudio di@bet.es, dio como resultado que un 13,8% de las personas mayores de 18 años tenían diabetes tipo 2, lo que equivalía a más de 5,3 millones de personas. De este porcentaje, el 7,8% estaba diagnosticado, pero había un 6% adicional sin diagnosticar. Debemos tener en cuenta que la diabetes tipo 2 es la más frecuente, ya que supone al menos el 90% de los casos.

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Estas cifras tan elevadas y crecientes se deben en gran medida al estilo de vida cada vez más sedentario, de la población en general y de los niños en particular, a la alimentación, cada vez más alejada de la ideal «dieta mediterránea» y al aumento de la esperanza de vida.

Complicaciones de la diabetes

La diabetes puede dar complicaciones a corto plazo, producidas por una descompensación aguda de la enfermedad, como el coma hipoglucémico, la cetoacidosis o las situaciones hiperosmolares.

Sin embargo, los mayores problemas derivan de las complicaciones a largo plazo: las complicaciones crónicas. Estas complicaciones se producen, fundamentalmente, por la alteración que produce el exceso de azúcar sobre los vasos sanguíneos de pequeño calibre (microangiopatía) o sobre los de calibre mayor (macroangiopatía).

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La microangiopatía afecta fundamentalmente a la retina, al riñón y al sistema nervioso. La diabetes es la primera causa de ceguera en los países industrializados y la principal causa de tratamiento sustitutivo de la enfermedad renal crónica en esos países.

La macroangiopatía origina cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular y enfermedad vascular periférica.

Los diabéticos tipo 2 tienen 2-3 veces más de posibilidades de sufrir un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular y muerte vascular.

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Tres son los pilares fundamentales para un correcto control de su diabetes, las recomendaciones de la Sociedad Riojana de Medicina de Familia y Comunitaria son:

1.- Ejercicio. Realice cualquier actividad física siempre que esté dentro de sus capacidades y tomando ciertas precauciones, al menos 30 minutos 5 veces a la semana.

Elija el tipo de ejercicio en función de sus gustos, su capacidad, las indicaciones de su médico, etc. pero es aconsejable siempre hacerlo acompañado.

Las actividades más recomendables son: caminar, montar en bicicleta, nadar, bailar, etc. pero también debe hacer ejercicios de fuerza.

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2.- Hábitos saludables. Siga una dieta variada y equilibrada. Pierda peso si tiene sobrepeso. Reduzca la ingesta de grasas saturadas y colesterol. Controle su presión arterial. Mantenga a raya los niveles de glucosa, entre 70 a 140 mg/dl antes de las comidas y menos de 180 mg/dl dos horas después de las comidas. Deje de fumar. Acuda a revisión con su médico/a y enfermero/a cuando se lo indique. Tome la medicación conforme se la hayan pautado.

3.- Cuidado de los pies. Compruebe regularmente si aparecen algunos de los siguientes cambios en el aspecto de los pies: Cambios en la temperatura. Los pies deben estar calientes de una manera uniforme, incluso de noche. Cambios en el tamaño. Alteraciones de la piel: aparición de ampollas, cortes, hinchazón, grietas entre los dedos... Cambios en el color: aparición de manchas azuladas, rojas o blanquecinas. Si observa cualquiera de estos cambios, comuníquelo a su médico.

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Mantenga siempre los pies limpios, lavándolos con agua tibia y jabón. Utilice una toalla suave para secarlos, sin olvidar secarse entre los dedos. Límese las uñas de los pies a ras de la extremidad de los dedos. Evite el uso de parches para callos. Hidrátese bien los pies con crema, pero no entre los dedos. Mantenga los pies calientes. Utilice zapatos de piel con puntera alta y ancha.

La diabetes es una enfermedad crónica y por eso mismo su tratamiento y evolución depende mucho del comportamiento del propio paciente. Éste debe involucrarse activamente en el manejo de su diabetes, siendo importantísimo para prevenir y detener las complicaciones como:

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El control de la glucemia.

El control del peso.

El control de la presión arterial.

El control de los lípidos (colesterol y triglicéridos).

Las revisiones periódicas (podología, enfermería, médico).

El estilo de vida saludable.

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