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MIGUEL AIZPÚN
Martes, 5 de junio 2018, 00:35
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logroño. Durante muchos años se ha mantenido la errónea creencia de que el cuidado de la belleza corporal era patrimonio exclusivo de las mujeres. Hasta el punto de que algunos llegaron a aceptar como verdadera aquella barbaridad que proclamaba que «el hombre y el oso, cuanto más feo, más hermoso». Un planteamiento que, al menos entre los humanos, está siendo arrumbado espectacularmente por los datos reales, si es que alguna vez llegó a sostenerse. Desde luego, nunca en el ámbito de quienes pensaban racionalmente.
Los dermatólogos lo hemos podido constatar en los últimos años. Cada vez más hombres acuden a nuestras consultas de dermatología, y demandan más técnicas de estética y cosmética. Esta demanda la absorben sobre todo los hombres de 30 a 50 años, pero ya no de una forma exclusiva.
Es muy frecuente que los hombres acudan a la consulta del dermatólogo para realizarse técnicas que antes sólo usaban las mujeres, como hacerse un peeling químico para que su cutis esté más joven, inyecciones de bótox para disimular las arrugas, etc. Las arrugas a la mujer le llegan antes, pero en el hombre son más intensas. A partir de los 50 en la piel masculina pasa factura.
Los andrógenos u hormonas masculinas son las encargadas de determinar las características de la piel varonil. Entre sus rasgos más destacados se encuentra que:
1.- Es un 20% más gruesa que la de la mujer.
2.- Contiene mayor cantidad de elastina y colágeno.
3.- Sus glándulas sebáceas producen mayor cantidad de grasa y suelen presentar brillos, comedones y poros dilatados.
4.- Se ve más agredida por el afeitado diario.
5.- Su secreción sudoral es más ácida.
Cada vez el hombre está más preocupado por su estética y cuida más su imagen. Por ello, la industria de la cosmética ha intensificado y ampliado sus líneas de cosmética masculina. Haciendo líneas 'for men'. Muchos de estos cosméticos están basados en un marketing para el hombre, con envases y nombres sugestivos para estos, sobre todo de una determinada edad, que pretenden hacerles sentir más jóvenes y más varoniles, o eso es lo que prometen.
El cuidado de la imagen en el hombre se está acelerando de forma impresionante. Según datos de la empresa The NPD Group, especializada en estudios de mercado, en 1990 sólo el 4% de los hombres reconocían utilizar un producto de belleza facial. Este porcentaje subía al 21 % en el 2001 y, en el año 2015 se situaba en el 50%, con una imparable tendencia al alza.
Atendiendo a la implicación económica de estos cambios, resulta significativo el dato de que, en el primer semestre del 2017, el mercado masculino de cosmética selectiva generó unos beneficios cifrados en diez millones de euros, con un gasto medio de 36,64 euros en productos para el cuidado facial. La tendencia al alza señalada constata fehacientemente que los gastos exigidos por la mejora de la imagen resisten muy bien el impacto de la crisis económica.
Los cosméticos actuales, tanto en su línea masculina como femenina, cada vez emplean más principios activos, sobre todo en antiarrugas, fotoprotectores, etc., muy similares. Pero los hombres reclaman para los suyos, a la hora de incorporarlos a su neceser, que no sean grasientos, se absorban con rapidez, que no se noten y dejen una piel flexible.
Está muy bien que los hombres se preocupen por conseguir una imagen más atractiva, lo que exige el cuidado de su piel, especialmente en zonas más visibles y expuestas a la agresión de elementos del exterior. A los dermatólogos sólo nos cabe subrayar y recordar que toda belleza debe asentarse, inexorablemente, sobre una piel sana. Condición que únicamente puede garantizar el especialista formado en este ámbito.
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