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Cubiertos, tuppers y vasos y una pajita, materiales de plástico. :: r. c.
La Comisión Europea declara la guerra al plástico de un solo uso

La Comisión Europea declara la guerra al plástico de un solo uso

Bruselas quiere que las pajitas, los cubiertos o las varillas para globos estén fabricados con productos sostenibles

ADOLFO LORENTE

MADRID.

Martes, 29 de mayo 2018, 00:21

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Adiós a los platos y cubiertos, a las pajitas, a las varillas para sujetar globos, a los recipientes de bebidas que no lleven el tapón adherido... No, tranquilos, Bruselas no ha declarado la guerra a las fiestas de cumpleaños, sólo al plástico, que no es poco. Porque a estos objetos también hay que añadir los bastoncillos de algodón para limpiar los oídos (excepto aquellos de uso médico) y los palitos para remover bebidas.

«Estos productos no van a desaparecer, simplemente se producirán con otros materiales más sostenibles. Se podrá ir de pícnic, limpiarse las orejas o beberse un cóctel como hasta ahora», subrayó entre risas el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans. «Debemos ser ambiciosos. Europa no es el mayor contribuyente mundial al problema de la basura plástica marina, pero podemos ser el mayor contribuyente a la solución», zanjó.

En total, se trata de una decena de productos de gran dificultad para su reciclaje y que, unidos a las artes de pesca abandonadas o perdidas, representan «el 70% de la basura marina». La directiva propuesta ayer, que ahora debe ser negociada con la Eurocámara y los Estados miembros dentro del Consejo, evitará que se emitan 3,4 millones de toneladas equivalentes de CO2 y se produzcan daños ambientales «de unos 22.000 millones hasta 2030». Además, permitirán a los consumidores ahorrar 6.500 millones de euros, según diferentes estimaciones.

El mensaje de Bruselas es contundente: los productos de plástico de un solo uso no podrán comercializarse cuando haya alternativas fácilmente disponibles y asequibles. Además de la prohibición de los cubiertos, las pajitas o los bastoncillos, también se han diseñado una serie de ambiciosas medidas que alegraron el día a los colectivos ecologistas. Así, los Estados miembros tendrán que reducir el uso de los recipientes alimentarios y de los vasos de plástico. Para ello, pueden establecer objetivos de reducción a nivel nacional, ofrecer productos alternativos en el punto de venta o garantizar que no puedan proporcionarse de forma gratuita elementos de plástico que estén catalogados de un solo uso.

Según la propuesta de la Comisión Juncker, los productores contribuirán a cubrir los costes de la gestión y la limpieza de residuos, así como a la sensibilización con los recipientes alimentarios, envases y envoltorios (como patatas fritas o golosinas), vasos de bebidas, productos del tabaco con filtro (por ejemplo, las colillas), toallitas húmedas, globos y bolsas de plástico ligeras. No todo serán palos, ya que también se ofrecerá a la industria ciertas dosis de zanahoria en forma de incentivos para desarrollar alternativas menos contaminantes.

Compresas y toallitas

Los países también estarán obligados a recoger el 90% de las botellas de bebidas de plástico de un solo uso de aquí al 2025 mediante, por ejemplo, sistemas de consigna. Además, «algunos productos deberán llevar una etiqueta clara y normalizada que informe sobre el modo de eliminación, su impacto ambiental negativo y la presencia de plásticos en ellos». Este requisito se aplicará a las compresas higiénicas, las toallitas húmedas y los globos.

Respecto a las artes de pesca, que suponen el 27% de toda la basura que se encuentra en las playas, la Comisión se propone «completar el actual marco político con sistemas de responsabilidad de los productores», que tendrán que sufragar «los costes de la recogida de residuos por las instalaciones portuarias receptoras y los de su transporte y tratamiento».

Por otra parte, las organizaciones ecologistas reclamaron medidas «más ambiciosas». El secretario general de WWF, Juan Carlos del Olmo, señaló a Europa Press que aunque es un paso que aplauden y «en la buena dirección» es necesario «que sea más amplio», creando «una especie de acuerdo de París». Greenpeace considera que «las recomendaciones son demasiado genéricas a escala cuantitativa y dejan en manos de cada país la cuestión numérica de cuánto se termina reduciendo». Además, critican que el proceso de revisión que se ha establecido para evaluar esta propuesta es «demasiado largo», de probablemente seis años.



LA CIFRA

3,4 millones de toneladas equivalentes de CO2 es el ahorro previsto por la Comisión Europea con la eliminación de plástico.

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