FUTURO DISTÓPICO

Punto de partida que guarda ciertas semejanzas con la fantástica novela del escritor argentino Adolfo Bioy Casares 'La invención de Morel', donde un fugitivo se pasea estupefacto por una isla misteriosa habitada por espectros inmortales, proyecciones de una insólita máquina que los convierte en imágenes alérgicas al tiempo y el espacio. En uno de los momentos clave de 'Blade Runner 2049', tanto K como Rick Deckard y el bello holograma Joi (Ana de Armas) se hunden hasta los zancajos en un universo virtual con el espíritu de quienes ven la eternidad como una realidad alternativa donde pueden intervenir.

Realzada por los suntuosos fotogramas del excepcional camarógrafo Roger Deakins, la película pone el acento en un inquietante futuro distópico, en la descomposición de un mundo inmundo, valga el oximoron. Y lo hace a través de unas imágenes tersas, fluidas, crepusculares e infinitamente elegantes, además de una vigorosa dirección de actores. También hay lluvia y lágrimas, así como una filosófica meditación sobre la maduración de humanos y androides, enfrentados a la desaparición, al dejar de existir. Personajes legendarios que son como náufragos, arrastrados hacia las profundidades insondables, precisamente, del espacio y el tiempo.