Cartas de paz desde la Guerra de Cuba
La reedición de la novela antibelicista 'Vocación' reivindica al escritor, jurista y político riojano Eduardo Barriobero en su 150.º aniversario
Buscas anheloso el relato de mis hechos de armas? Pues no te esfuerces, amigo mío...». Una vieja novela con una lectura muy actual vuelve a las librerías para reivindicar la figura intelectual del escritor, abogado y político riojano Eduardo Barriobero en su 150.º aniversario y con él cuestionar el siempre interesado belicismo de las naciones y la a menudo dramática docilidad de los ciudadanos. 'Vocación', publicada por primera vez en 1909, acaba de ser reeditada por Pepitas & Los Aciertos como «un magnífico alegato antibelicista».
En la Zaragoza universitaria de finales del siglo XIX, un estudiante de Derecho decide vender sus libros, abandonar su carrera y enrolarse en el Ejército español para servir a la patria en la Guerra de Cuba. Así comienza la trama de una historia que irá ganando en reflexión y conciencia humanista a menudo que se apaga el ardor guerrero de su protagonista y se va desnudando la falacia del poder y las armas.
El libro

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'Vocación'
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Eduardo Barriobero y Herrán (Torrecilla en Cameros, 1875 - Barcelona, 1939)
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Editorial Los Aciertos & Pepitas (Colección Otros tiempos, otras latitudes)
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Primera publicación 1909
«A través de los desengaños de este joven de vocación patriótica y guerrerista –explica la nota editorial–, Eduardo Barriobero construye todo un alegato contra el militarismo y el colonialismo. En él se muestran en toda su crudeza las atrocidades cometidas por el Ejército y el destino de esos soldados, carne de cañón, que regresan a España vencidos, enfermos y empobrecidos».
En el llamado 'desastre del 98', Barriobero (Torrecilla en Cameros, 1875 - Barcelona, 1939) tenía veintitrés años, aproximadamente la edad del protagonista, y, al igual que este, estudiaba en la capital aragonesa para ser abogado. Su libro, mezcla de epistolario y novela 'documentaria' (por «documento humano», como él mismo acotaba), apareció once años después, cuando todavía apenas había publicado traducciones latinas. Su mensaje pacifista y responsabilista seguía entonces absolutamente vigente; tanto como lo está en la actualidad.

Un solo párrafo sirve de muestra de cómo el autor, por más que haya pasado más de un siglo de su relato, continúa interpelando al lector de hoy día (quizás precisamente al de hoy en día más que a ningún otro): «Ya que estás ahí, cumple con exactitud tus deberes, que obligan mucho más cuando es la voluntad quien los impone, y contemplando esos espectáculos aterradores, cúrate del atavismo que te llevó a la guerra en estos tiempos en que todos los que algo hemos estudiado tenemos obligación de ponerlo al servicio de la paz; ya en la guerra no se disputan tronos ni se conquistan prosperidades para los pueblos; se les da vida a empresas mercantiles agonizantes, y se edifican pedestales para santones huecos; por eso a la guerra ya no va la patria, va solo la bolsa».
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Barriobero, cuya fecunda labor como hombre de letras y humanista todavía no ha sido lo suficientemente investigada, aunque es tan importante al menos como la que siguió como político izquierdista y como jurista defensor de causas proletarias, «es quizá el intelectual más destacado que ha dado su tierra natal», según Julián Lacalle, editor de Pepitas: «Hoy, pocos lo recuerdan. A nosotros nos resulta difícil olvidarlo».
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