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La cantaora jerezana María Terremoto actúa hoy en los Jueves Flamencos.
Cante de herencia y talento

Cante de herencia y talento

María Terremoto actúa esta noche en los Jueves Flamencos del Bretón con el toque especial y jerezano de Nono Jero | La joven cantaora regresa a Logroño tras su presentación en 2017 y con su primer disco, 'La huella de mi sentío', recién sacado del horno

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Jueves, 21 de marzo 2019, 09:49

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La jerezana María Terremoto, con el toque de Nono Jero, actúa esta noche (20.30 horas) en el Teatro Bretón en uno de los conciertos reservados para la nuevas voces de flamenco contemporáneo. Llega con un nuevo disco, -su primer trabajo de estudio-, bajo la mano. Se llama 'La huella de mi sentío' y supone un repaso a la panoplia de sus cantes en directo y también un homenaje a su padre, el inolvidable Fernando Terremoto: «He querido recuperar algunos de los cantes del último disco de mi padre, que prácticamente no tuvo repercusión porque se fue poco después de publicarlo». Y es que María, que debutó en Logroño hace tres años en el primer concierto del ciclo que se celebró en Bodegas Ontañón, recuerda a cada paso la mítica figura de su padre Fernando, un cantaor inolvidable y extraordinario que dejó para el recuerdo varios discos fundamentales y una creatividad increíble en el flamenco.

María explica que su vocación cantaora gira sobre la profunda admiración que siente hacia la figura de su padre y el resto de su familia: «Una de las razones más íntimas por las que canto es por mantener la llama de los Terremoto. En un momento dado te ayuda para comenzar, por el nombre, la expectación y todo eso, no cabe duda. Pero luego está la responsabilidad. Ahí existe un legado muy fuerte, una historia y unas expectativas que se hace la gente. ¿A ver cómo canta la niña de Fernando? Eso lo llevas dentro y te acucia», explica.

María logró el premio 'Giraldillo Revelación' de la Bienal de Sevilla de 2016 y explica que desde niña escuchaba en su casa los ecos de los más importantes artistas jerezanos de todas las épocas que pasaban las noches en vela compartiendo vivencias con su padre Fernando. Ella ha ido acumulando, en su cabeza y en su retina, esos huracanes de sabiduría que le llegaban cada noche, y ahora ha llegado el momento de darles una forma propia, sin olvidarse de todo lo que le precede.

María logró el 'Giraldillo Revelación' de la Bienal de 2016 y se presentó en Logroño al año siguiente

«Mi padre y mi abuelo tenían el mismo eco, uno era más primitivo y el otro más musical»

El salto profesional

A mediados de 2014, con apenas catorce años, comenzó a realizar apariciones esporádicas en las peñas jerezanas, dejando en todas ellas un gran sabor de boca entre los aficionados. Poco a poco sus apariciones fueron más frecuentes, y comenzó a salir de las fronteras jerezanas para llevar su cante a otros puntos de la escena jonda.

Y es que, para ella, ser profesional lleva implícita una gran carga de responsabilidad: «Existe una de cara al público en el escenario y otra tuya muy personal que hace que esté todo el día estudiando. Ahora mismo tengo en la mano aquel disco de mi abuelo que se grabó en Sevilla casi de incógnito en la Peña Torre Macarena de Sevilla en 1997. Es una joya, con el toque de Manuel Morao. Ya no se canta así. Mi abuelo era muy fandanguero, admiraba a Caracol, pero la siguiriya es increíble. Lo escucho para empaparme de aquel sentido del cante tan extraordinario, tan cuajado de arte por todos los lados».

Y es que su abuelo Terremoto de Jerez fue uno de los cantaores más personales de la historia: «Era todo espíritu, era el cante que se salía del pecho, el cante de raíz pura jerezana, todo intuición, todo conocimiento, que había heredado por la vía de la sangre. Mi padre tenía esa fuerza, pero cantaba de otra manera distinta, con un conocimiento más racional de la música que le otorgaba a todo su trabajo una reflexión distinta. Era el mismo eco, uno más primitivo, el otro más musical», subraya. María es hija de una de las voces y de las personalidades más extraordinarias del flamenco contemporáneo. Su padre, Fernando, desaparecido prematuramente, era un caudal verdadero de creatividad. Componía, tocaba la guitarra y cantaba con un sabor antiguo incomparable. Y existen muchos rasgos de Fernando en la voz de María; veta de un mismo cante, ADN intercambiable de un sentimiento profundo: «Lo recuerdo en cada cosa que canto en el escenario, cuando canto siento que siempre está conmigo».

Nono Jero, un tocaor especial

María actúa esta noche con Nono Jero, hijo de Niño Jero, que vino a Logroño con Juanito Villar. Un tocaor que siente Jerez, que admira a Paco de Lucía y que acompañando el cante sueña con Enrique de Melchor, Melchor de Marchena y Parrilla. Un lujo más en un ciclo único.

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