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MARÍA ESTÉVEZ
CHICAGO.
Jueves, 29 de noviembre 2018, 00:36
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El director y ganador del Oscar Steve McQueen ha forjado una carrera gracias a películas conmovedoras y complejas como 'Doce años de esclavitud' o 'Shame'. Su sensibilidad artística y su visión regalan ahora una historia radicalmente diferente, 'Viudas', que cuenta la historia de las esposas de un grupo de delincuentes que quedan en peligro y endeudadas después de la muerte de sus maridos. Colin Farrell participa en la película como villano.
-Es una película con cierta dosis de violencia y no voy a negar que me gusta el poder de las armas en manos de estas mujeres. Como actor disfruto construyendo personajes, en nuestra fantasía tenemos dentro el espíritu guerrero de un héroe o de un villano político como este. Pero en mi vida no voy a coger una pistola y disparar a nadie.
-Este filme muestra en paralelo la relación entre un padre y su hijo en la compleja ciudad de Chicago, en el Chicago corrupto. Steve McQueen es un realizador de primera clase. Quedé realmente impresionado con el grupo de actores y el director de la cinta. Creo en el poder del ser humano. Este es un filme sobre el poder que ejercen estos dos hombres al otro lado de la ley.
-En la vida, los recuerdos, malos y buenos, se traducen en experiencias. Yo no quisiera borrar nada de lo que he vivido porque he aprendido que intentar acelerar tu carrera por el camino rápido solo conduce a un centro de rehabilitación. He aprendido lo importante que es apreciar las cosas complicadas de la vida porque todo lo que es bello puede volverse grotesco si no lo sabes disfrutar.
-El resultado final es lo que realmente te hace sentir bien. Yo me entrego tanto como puedo, jamás me engaño. Profesionalmente tengo la oportunidad de elegir el trabajo que quiero interpretar y eso es un lujo en esta carrera.
-No fue por causa de ninguna película, aunque de pequeño me encantaba ver 'Con faldas y a lo loco'. En mi adolescencia, con dieciséis o diecisiete años, tomé un par de clases de interpretación porque me interesaba la actuación, y déjame revelarte que no es cirugía cerebral, es un trabajo que me resultó fácil, que me despertó emociones nuevas. Me pareció un reto interesante.
-Sí, totalmente. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de trabajar con superactores a lo largo de mi carrera. Robert Duvall me impresionó, creo que se dio cuenta de que me pongo nervioso cuando estoy frente a un grande como él. Tuve que controlarme porque estaba rodando su película y tenía que verle como a un humano.
-Sí. Soñé con ser futbolista hasta los quince años pero no era, aunque yo lo creyera, tan bueno como para hacer carrera con el balón. Mi padre solía decirme: «Hijo, un día una joven vendrá y te agarrará del pantalón y te olvidarás del fútbol». Eso fue exactamente lo que sucedió, me eché una novia, empecé a beber cerveza, a fumar y a faltar a los entrenamientos de los martes.
-Yo no estoy tratando de cambiar de vida, quiero vivir la mía tranquilo. No quiero imitar a nadie, si la gente respeta mi trabajo, igual que yo respeto el trabajo de los demás, todos contentos.
-Sí, ¿por qué no serlo? Hay demasiado cinismo y dolor en el mundo.
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