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J. SAINZ
LOGROÑO.
Jueves, 22 de febrero 2018, 01:01
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La abstracción geométrica, presente en ARCO 2018, tiene a uno de sus máximos representantes españoles en el riojano Julián Gil, que regresa a la feria al cabo de «demasiados años», como él mismo dice. «ARCO ha comentado Gil a este diario- es una fruta muy cara para cualquier pintor y yo siento una gran satisfacción al volver a estar presente al cabo de tanto tiempo porque realmente es muy difícil estar aquí». A sus casi ochenta años, Julián Gil (Logroño, 1939) es una referencia indispensable del arte concreto, geométrico y constructivista, no solo en España, sino en Europa, donde esta disciplina tiene gran consideración, especialmente en países como Polonia y Alemania. Esta corriente abstracta nacida con las vanguardias del siglo XX goza también de especial prestigio en Latinoamérica y la feria ARCO no es ajena a ella. «Hay mucho interés por parte de coleccionistas de países como Brasil y México o ciudades como Miami», afirma el pintor desde Madrid. Ha sido su actual galerista madrileño, Rafael Pérez Hernando, quien lo ha incluido en su stand en la feria (7 F01) junto a las artistas alemanas Sabine Finkenauer, Regine Schumann y la española Susana Solano. De Gil expone dos cuadros de 1991 y 2002. «A pesar de que es inusual que nuestra galería trabaje con arte geométrico -explica el galerista-, creemos que es de justicia un reconocimiento a Julián Gil, uno de los principales exponentes españoles del arte concreto. La obra que presentamos de Gil pertenece a la serie "Cuadrado ORT", de su periodo más minimalista».
«Fue una época muy importante en mi carrera, pero todas lo son en realidad», apunta el propio artista, que continúa en activo y exponiendo regularmente en ferias especializadas centroeuropeas. Para este año prepara su participación en un simposium en Varsovia. «Tengo mucho trabajo por hacer y una inquietud incansable», cuenta. Julian Gil ha expuesto, entre otros, junto a los alemanes Diet Sayler, Hartmut Böhm y Manfred Mohr; así como con la suiza Rita Ernst y el británico John Carter. En su tierra natal son recordadas la exposición que le dedicó Cultural Rioja en la Sala Amós Salvador en 1990 y la antológica que se le dedicó al recibir el Galardón de las Artes 2003. De eso hace ya casi quince años. Pero él sigue esperando y confiando con su inquebrantable elegancia: «Quizás cuando cumpla ochenta vuelvan a acordarse de mí».
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