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Ilustración de portada de 'La cocina infantil', 1920. Ana Vega

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Ilustración de portada de 'La cocina infantil', 1920. Ana Vega
Gastrohistorias

Antiguos libros de cocina infantil

Enseñar a cocinar a los niños fue uno de los objetivos de la literatura gastronómica española desde 1920

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Domingo, 27 de enero 2019, 07:43

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¿Cuándo aprendieron ustedes a cocinar? ¿Y cómo? Muchos de nosotros lo hicimos asomando la nariz por la encimera y mirando a nuestra madre, otros impelidos por las circunstancias, pero alguno habrá que aprendiera con un libro específicamente pensado para niños. De entrañable recuerdo será para algunos de ustedes el recetario 'Quiero aprender a cocinar' (Molino, 1969), una colorida obra de Ursula Sedgwick e ilustrada por Martin Mayhew que ensañaba a preparar recetas sencillas como huevos en tomate (tomates rellenados con huevo y hechos al horno), mousse de chocolate, huevos revueltos, pizza o «perros calientes», antes de que se impusiera la moda de llamarlos en diminutivo.

'Quiero aprender a cocinar', 1969. Todocolección.
'Quiero aprender a cocinar', 1969. Todocolección.

Aunque en la portada pusiera «libro de cocina para niños», así en plural y válido para ambos sexos, si leyéremos la contra nos daríamos cuenta de que estaba pensado como un libro de cocina que haría «las delicias de toda niña y animará a todas las pequeñas cocineras», con recetas «seleccionadas especialmente para que las cocineritas tengan ocasión de hacer las cosas más divertidas: pesar, batir, mezclar, trabajar con el rodillo y decorar». Lógicamente eran otros tiempos y lo que haría sería inadmisiblemente incorrecto y machista, entonces estaba a la orden del día. Eran las mujeres las encargadas de todas las tareas domésticas y se entendía que dentro de la educación femenina tenía que entrar el aprendizaje del guisoteo.

Meridianamente claro lo dejaron los libros, publicados en 1968, de Carola Soler bajo el título de 'Aprendo a cocinar' volúmenes 1, 2 y 3 (editorial SM). El primero era «para niñas de 8 a 9 años», el segundo para las de 10 y 11, y el último para mozas de ya 12 años a quien la obra consideraba —supuestamente tras la lectura de los dos tomos anteriores— capaces de «pasar las pruebas a las que tu mamá te someta o bien de reemplazar a la cocinera algún día que ella esté ausente». Las ilustraciones son maravillosas y los contenidos incluyen desde postres para el día de la madre y otras festividades hasta meriendas de cumpleaños o platos típicos de diversos países.

Imagen. 'Aprendo a cocinar', 1968. Todocolección.
Imagen. 'Aprendo a cocinar', 1968. Todocolección.

Algo anterior a estos libros fue 'Chiquita cocinera' de Elvira Illán, que conoció al menos tres ediciones entre 1950 y 1960 y que con el subtítulo de «el arte de guisar al alcance de las niñas» prometía más de 200 recetas sencillas de cocina, repostería, pastelería y helados. Incluía fórmulas tradicionales de la cocina española y hasta una tabla de alimentos con sus calorías y propiedades nutritivas. También hubo unos cuantos libros dedicados a la cocina infantil entendida como aquello que debían comer los niños para crecer con salud y sin mañas, género en el que destacaron «Los niños se alimentan con…» de José Sarrau (1950) y 'Cocina infantil' del doctor Juan Ruiz Santamaría (1944). El mismo libro que este último llevaría el recetario infantil más antiguo publicado en España, el de Ignacio Doménech de 1920. 'La cocina infantil: pequeños métodos prácticos para iniciar a las niñas en la ilustración y enseñanza de la cocina económica y porvenir de las familias' es una obra didáctica cuyo autor, eminente cocinero y escritor gastronómico, planteó como un diálogo entre dos hermanas: Rosina, de dieciséis años, y Luisita, de doce.

En él no vienen recetas al uso, con lista de ingredientes e instrucciones, sino que se van descubriendo al leer las conversaciones entre sus protagonistas. Convencido de la calidad pedagógica de su obra, Doménech quiso que 'La cocina infantil' fuera declarado de utilidad pública y usado en las escuelas, cosa que no consiguió. Volvió a la carga en 1923 con otro libro protagonizado por las mismas hermanas, 'Luisita y Rosina o conversaciones familiares dialogadas', mezcla de cocina y saberes domésticos supuestamente femeninos «para iniciar a las niñas en la enseñanza y deberes del futuro hogar». Luego nos quejamos de Masterchef Junior, ay.

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