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Un agitado 'rodaje' político y personal

Sábado, 31 de agosto 2019, 23:39

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La azarosa trayectoria política y personal de Fernando López Castillo acaba de cerrar uno de sus muchos capítulos. A finales de mayo pasado se despedía de la política por motivos de salud y renunciaba a su acta de edil en el Ayuntamiento de Vitoria, donde Podemos (partido del que era secretario general en la capital alavesa) logró tres concejalías en las últimas elecciones.

Su compromiso político, aparcado durante tres décadas para volcarse en el cine, se remonta a los años 80. López Castillo era entonces uno de los máximos dirigentes de ETA político-militar, militancia que durante cuatro años vivió en el exilio francés. En esos mismos cuatro años se gestó el gran debate interno entre los partidarios de abandonar el terrorismo y los que apostaban por seguir empuñando las armas. Fernando López formó parte de los primeros y del grupo de 300 terroristas que se reinsertaron en la sociedad vasca a mediados de los 80 tras la disolución de ETA-pm.

A su regreso a Vitoria, y desvinculado de la política activa (participa en movimientos sociales, grupos por la paz, Amnistía Internacional, Amigos del Sahara...), se vuelca de lleno en la producción audiovisual.

En 1989 realiza junto a Mario Onaindía un curso de redacción de guiones cinematográficos y a partir de entonces vive dedicado al cine, primero como productor y desde el 2010 como director de la Vitoria-Gasteiz Film Office, entidad dependiente del Ayuntamiento y dedicada a captar rodajes para la ciudad.

El pasado año alcanzó la jubilación, momento en el que vuelve a implicarse en la política de la mano de Podemos, una andadura interrumpida por su salud. Ahora toca volver al cine, a difundir 'La herencia de mi abuela'.

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