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Los módulos que utiliza la impresora en 3D para la fabricación de piel. :: efe
Piel humana a gran escala y bajo coste

Piel humana a gran escala y bajo coste

Investigadores españoles diseñan una bioimpresora 3D que producirá tejidos para injertos en quemados y uso cosmético

DANIEL CABORNERO

Martes, 24 de enero 2017, 00:45

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Varios investigadores españoles abrieron ayer un camino que a partir de ahora podrán transitar las unidades hospitalarias de grandes quemados. Este grupo de científicos hizo público el diseño de su prototipo de bioimpresora 3D, capaz de crear piel humana «totalmente funcional» con el fin de que se pueda producir a bajo coste, a gran escala y apta para ser trasplantada a pacientes que necesiten cualquier injerto. La descripción de este avance se ha publicado en la revista Biofabrication y el modelo industrial podría estar listo en apenas dos o tres meses.

José Luis Jorcano, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), dirige el departamento de Ingeniería Biomédica que la UC3M implementa de forma mixta con el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). Ambas instituciones han colaborado con el Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) y en estrecho vínculo con la empresa BioDan Group, que en julio de 2016 ya fue la primera compañía española en crear piel 100% humana.

El profesor asturiano apunta que «el meollo está en las biotintas» de unas bioimpresoras 3D que podrían usarse en multitud de investigaciones dérmicas, así como para probar productos cosméticos. «Ahora con esto se da un paso más. Entre nuestros objetivos está la automatización del proceso, la producción a mayor escala y abaratar los costes de la creación de piel humana», señaló Jorcano durante la presentación del prototipo.

La deposición de estas biotintas, patentadas por el Ciemat y bajo licencia de BioDan Group, está controlada por ordenador y se realiza de manera ordenada en una placa para ir produciendo la piel, que luego se introduce en una incubadora a 37 grados centígrados. «El proceso de producción de estos tejidos se puede realizar de dos maneras: piel autóloga, creada caso a caso a partir de células del propio paciente para usos terapéuticos como quemaduras graves, y piel alogénica, a partir de células de cualquier persona donante», detalla la unidad mixta Ciemat/UC3M en un comunicado.

Esta última manera es la que estaría más avanzada y sería la más indicada para efectuar tests químicos, de cara a su aplicación hacia medicamentos o el mundo de la cosmética. En ambos procesos hay que extraer, al igual que con la técnica manual, las células del paciente/donante a través de una pequeña biopsia, cultivarlas en el laboratorio y conseguir su multiplicación, en un procedimiento que puede durar unas dos o tres semanas.

Una vez que se han conseguido suficientes células, se mezclan con el resto de componentes biológicos para su impresión en cuestión de minutos. El equipo ya planea replicar estructuras de la piel más complejas o incluso generar otros tejidos que no sean piel. «Algún día, aunque queden bastantes años, seremos capaces de hacer corazones por bioimpresoras a partir de células de pacientes», añade Jorcano.

El desarrollo de BioDan Group se encuentra «en fase de aprobación por diferentes entidades regulatorias europeas para garantizar que la piel producida sea apta para su utilización en trasplantes», informa la UC3M en esa nota de prensa. «Además, estos tejidos se pueden emplear para el testeo de productos farmacéuticos, así como cosméticos y químicos de gran consumo, donde la regulación actual exige el testeo sin animales», insiste la universidad madrileña.

«Las bioimpresoras replican la estructura natural de la piel con una primera capa externa, la epidermis con su estrato córneo que protege contra el medio ambiente exterior, junto a otra más profunda y gruesa, la dermis. Esta última capa está integrada por fibroblastos que producen colágeno, la proteína que le da elasticidad y resistencia mecánica», precisa la UC3M.

Y a causa de esto, aumenta la importancia de las biotintas. «En vez de cartuchos con tintas de colores se utilizan jeringas con distintos componentes biológicos: células, proteínas, factores de crecimiento y andamiajes (estructuras en las que se integran las proteínas para dar forma al tejido)», explica el investigador.

«Los componentes son los mismos que los usados en la creación de piel a mano, pero adaptados a la impresora, que tiene tres módulos: ordenador, los depósitos de las biotintas y el módulo de impresión», concluye Jorcano.

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