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Anemia ferropénica, la más frecuente
SALUD / EL ESPECIALISTA

Anemia ferropénica, la más frecuente

Cuando no hay suficientes glóbulos rojos, el cuerpo no recibe todo el oxígeno que necesita

SILVIA GONZÁLEZ

Martes, 1 de septiembre 2015, 01:22

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logroño. La anemia es el término que usan los médicos cuando una persona no tiene suficientes glóbulos rojos. Estas son las células de la sangre que transportan oxígeno a nuestro organismo. Cuando no hay suficientes glóbulos rojos, el cuerpo no recibe todo el oxígeno que necesita.

Aunque la anemia puede tener diversas causas, la más común es la falta de hierro. Esto es lo que se llama 'anemia ferropénica'. También puede existir ferropenia (poco depósito de hierro) sin anemia.

En nuestro medio la causa más frecuente es la pérdida de sangre, que puede ser normal (pérdidas menstruales) o debida a alguna enfermedad. La más habitual es la hemorragia digestiva, habitualmente por un sangrado digestivo crónico en relación a medicamentos (ácido acetilsalicílico, antiinflamatorios no esteroideos, etc.) hernia de hiato, diverticulosis, hemorroides etc. En mayores de 60 años debe considerarse la posibilidad de cáncer, sobre todo de colon.

Otras causas menos frecuentes son aumento de la utilización del hierro (embarazo, lactancia, crecimiento corporal rápido en la infancia, y adolescencia), déficit en la absorción, y de origen incierto.

¿Cuáles son los síntomas?

Muchas personas no presentan síntomas. Las manifestaciones van a depender de la gravedad y el tiempo de evolución de la anemia. Los síntomas y signos más habituales son:

1.- Debilidad, fatiga e intolerancia al ejercicio.

2.-Afectación de la piel y mucosas: palidez conjuntival, fragilidad de uñas y cabello.

3.-Irritabilidad, labilidad emocional, disminución de la concentración y la memoria, dolor de cabeza.

4.-También se puede manifestar con un síndrome de las piernas inquietas, que se describe como una marcada incomodidad de las piernas que se produce sólo en reposo y se alivia inmediatamente con los movimientos de las mismas.

El diagnóstico se confirma con una analítica de sangre, para determinar la concentración de ferritina sérica y de hemoglobina (Hb). La concentración de ferritina sérica indica los depósitos de hierro en los adultos sanos y la concentración de hemoglobina señala si existe anemia o no. En ambos casos la concentración estará por debajo de los niveles normales. No obstante, estos límites no son absolutos y hay que valorarlos de forma individual en cada paciente.

¿Cómo se trata?

El objetivo será restablecer los niveles de hemoglobina y los depósitos de hierro.

Ningún alimento contiene concentraciones suficientes de hierro para poder constituir un remedio práctico en los estados de carencia del mismo.

El tratamiento debe realizarse por vía oral con medicamentos que tengan altas concentraciones de hierro y durante periodos prolongados. El preparado químico de mejor absorción es el sulfato ferroso (sales ferrosas), de los cuales existen varios preparados comerciales en el mercado español.

A la hora de administrarlo hay que tener en cuenta varios aspectos:

1.- Las sales de hierro no deben administrarse con las comidas porque hay alimentos y bebidas (huevos, leche, té, café, fibra dietética, etc.) que se unen al hierro y afectan a su absorción.

2.-Algunos medicamentos pueden inhibir la absorción de hierro (antiácidos, antiulcerosos, suplementos de calcio, etc.)

3.-El hierro se absorbe mejor en un medio ligeramente ácido, por lo que puede tomarse a la vez con un zumo de naranja.

4.-Los efectos adversos gastrointestinales que sufren algunos pacientes (malestar abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y estreñimiento) suelen estar relacionados con la cantidad de hierro ingerida, por lo que a veces es necesario tomar otro preparado con menor cantidad del mismo.

5.-Las heces se oscurecen durante el tratamiento.

Con el tratamiento la cifra de hemoglobina debe incrementarse de forma significativa en 3 o 4 semanas y se debe alcanzar una cifra normal en 2 a 4 meses.

Una vez corregida la anemia, el tratamiento con hierro debe mantenerse al menos 3-6 meses para llenar los depósitos de hierro.

En ocasiones será necesario el tratamiento con hierro intravenoso, y en situaciones de riesgo vital se realizará transfusión sanguínea.

La prevención únicamente estaría indicada en determinados casos, por ejemplo en la embarazada que al inicio de su gestación tiene concentración baja de ferritina y en las mujeres con menstruaciones muy abundantes si tienen antecedentes de anemia ferropénica recurrente.

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