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Transición energética: así será la revolución de las comunidades conscientes

Empresas, instituciones y sociedad civil suman esfuerzos para reducir las emisiones

Ana Belén Madrid

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Quedan once años según la ONU para tomar unas medidas que eviten los riesgos enormes que conlleva el cambio climático para la vida de todos. Once. Muchas comunidades, desde los pueblos hasta las ciudades pasando por algunas empresas, han tomado conciencia y apuestan por la transición energética y la electrificación de la economía y la movilidad. La transformación digital será un aliado indispensable en una lucha que hay que ganar.  

Tic, tac. La cuenta atrás ha comenzado. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, el célebre IPCC, publicó un informe detallado en octubre que se puede resumir así: si no se recortan drásticamente las emisiones, las temperaturas pueden haber subido en 2030 hasta un umbral que multiplicaría los riesgos de sequías, inundaciones o huracanes extremadamente destructivos. La población demanda medidas de profundidad.  Algo que también se está tratando hoy mismo en la Cumbre de Davos. El Informe Global de Riesgos 2019 muestra claramente que las crisis medioambientales se encuentran entre los riesgos más probables y de mayor impacto a los que se enfrenta el mundo en la próxima década.

La primera parada de estas medidas consiste en avanzar a grandes zancadas hacia los objetivos de la transición energética, que no es otra cosa que aproximarse cada vez más a un mundo donde las renovables sean la principal fuente de energía. La capacidad instalada renovable de Iberdrola en el mundo supera los 29.500 MW y espera aumentarla en un 20% en los próximos tres años. 

Además, la multinacional española es hoy una de las compañías con menor nivel de emisiones del planeta y no porque lo diga ella. Acaba de ser seleccionada como una de las 100 compañías más sostenibles del mundo y la han incluido en uno de los selectivos bursátiles verdes internacionales más exigentes, el Índice Dow Jones de Sostenibilidad, y también en el FTSE4Good, que solo acepta empresas especialmente responsables y sostenibles. Aun así, la compañía ha prometido reducir en un 50% su intensidad de emisiones de CO2 en 2030 con respecto a 2007, y ser neutra en carbono para 2050.

La lucha contra el calentamiento crea empleo, innovación y bienestar

Las ramas no son el bosque

A veces, se puede confundir el esfuerzo renovable con imponentes aerogeneradores o infinitos huertos solares. Es mucho más. La electrificación de una economía que bebe de combustibles verdes depende totalmente de la capacidad de las redes que transportan la electricidad y de la capacidad de almacenamiento de las baterías. Las baterías tienen que multiplicar su poder para garantizar la continuidad del suministro 24 horas al día, porque son ellas las que permitirán que la energía que producen los aerogeneradores y las placas fluya hasta nuestros hogares con independencia de que sople el viento o brille el sol en ese momento. 

Precisamente, Iberdrola ha invertido 95.000 millones de euros en energías limpias, redes y almacenamiento eficiente desde 2001 y prevé canalizar 32.000 millones de euros hasta 2022 hacia la electrificación de la economía, la innovación y una mayor conectividad del consumidor. Aquí jugará un papel crucial la transformación digital, bien anclada en la ubicuidad de los sensores, los contadores inteligentes, los datos masivos, la automatización y la inteligencia artificial.

La electrificación del transporte, una de las vías más eficaz para luchar contra el cambio climático

“Jugará” suena a futuro, pero algunas multinacionales han empezado ya a conjugar el verbo en presente. Por ejemplo, Iberdrola ha concluido el proceso de digitalización de su red de distribución con la instalación de casi once millones de contadores digitales en España y la infraestructura que los soporta, así como la adaptación de alrededor de 90.000 centros de transformación, a los que ha incorporado capacidades de telegestión, supervisión y automatización. Este proceso de digitalización ha representado una inversión de 2.000 millones de euros.

Pero hay otras redes tan importantes, al menos para los ciudadanos, como las que transportan la electricidad: las carreteras. Aquí el desafío para reducir las emisiones se llama movilidad sostenible y supone la expansión progresiva de los vehículos híbridos y eléctricos dentro y fuera de las ciudades. No solo es un desafío para los gigantes de la automoción, de eso nada. Los coches eléctricos, que todavía cuentan con una autonomía limitada, necesitan abastecerse en una red de puntos de recarga, en los hogares o empresas, las ciudades y las autovías que envuelva como una malla gigantesca las geografías nacionales.

Iberdrola también tiene una respuesta para eso. Su Plan de Movilidad Sostenible prevé la instalación de 50.000 puntos de recarga en España y el Reino Unido. En nuestro país, la empresa espera completar este año el despliegue de unas estaciones de recarga rápida, súper rápida y ultra rápida que se situarán al menos cada 100 kilómetros. Las veremos, según la multinacional, en las seis radiales, en los tres principales corredores transversales -Mediterráneo, Cantábrico y Ruta de la Plata-, en todas las capitales de provincia y en muchos espacios de acceso público en las principales ciudades.

Así es como la transición energética eleva el bienestar de las poblaciones y comunidades conscientes del reto del calentamiento. No solo reduce las emisiones sino que también fortalece la innovación y  genera con sus inversiones miles de empleos y un vigoroso tejido industrial. Además, ayuda a otros muchos sectores, porque hace más previsibles los precios de la energía que consumen y contribuye a proteger los 1.200 millones de puestos de trabajo en el mundo que, según la Organización Internacional del Trabajo, dependen de un entorno medioambiental estable.  

RCS / RESPONSABILIDAD / COMPROMISO / EMPRESAS

CON PRÓPOSITO

Es un proyecto que propone un recorrido por las iniciativas de responsabilidad social corporativa de las empresas españolas. Qué hacen, por qué lo hacen y cómo lo hacen… y el modo en el que estas políticas influyen en nuestro modo de vida.

Hay tantas políticas de RSC como empresas y cada una de ellas elige el entorno en el que focalizar sus esfuerzos. La sostenibilidad y la promoción de la igualdad son los ámbitos en los que las empresas españolas suman más iniciativas, junto con la lucha contra la pobreza.

A este tipo de proyectos se suma con fuerza la Economía Circular, que ha perdido ya la etiqueta de moda pasajera para convertirse en una apuesta de futuro de las grandes empresas españolas. Cada vez son más las que reman en esta dirección, en un movimiento global que abraza cada vez un mayor número de ciudadanos. Responsabilidad en el consumo, prudencia en el uso de recursos naturales, reutilización de los residuos generados por la actividad empresarial… En definitiva, responsabilidad en la cadena de producción y en el consumo.

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Contenido de Content Factory para IBERDROLA. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.