Santo Domingo comió lentejas

Son las que reparte el Ayuntamiento, que hace unas pocas décadas, cuando estaba a punto de perderse esta romería -la primera referencia hallada de la misma data de 1885-, la asumió y recuperó y es hoy la más popular de cuantas se celebran. Que lo sea más o menos depende de la meteorología, este año especialmente húmeda, inquieta e incierta, como ayer. El caso es que el día salió totalmente soleado, pero los pronósticos anunciaban posibilidades de tormenta y, sabiendo cómo se las gastan estas últimamente y a la vista de las nubes que a lo largo de la mañana poblaban cada vez más el cielo, como avanzando hacia el cumplimiento del vaticinio, muchos se llevaron el aporte de hierro, por si acaso, a resguardo de las inclemencias, que no llegaron en el transcurso de la romería.

Otros plantaron mesa y sillas, u ocuparon todas las existentes, y allí se quedaron, como mandan los cánones romeros. Una misa, participada por la cofradía del Santo, y la actuación de la charanga Los Gallitos, enmarcaron un programa cuya parte central se consumó a dos carrillos tras un reparto que comenzó con más de 30 minutos de retraso por un cambio de última hora: inicialmente, las lentejas iban a hacerse en el pabellón municipal pero, a la vista del buen tiempo se decidió hacerlo en la propia ermita. Traer el agua para las doce ollas es lo que más demoró los preparativos del guiso, muy elogiado por los comensales.

Junio aún deparará otras dos romerías más: a San Juan de Ortega, el día 2, y a Viloria de Rioja el 10.