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J. ALBO
Martes, 3 de julio 2018, 00:30
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Correos regresa a la catedral de Santo Domingo de la Calzada, en esta ocasión con la exposición itinerante 'Historia postal y telegráfica de los siglos XIX y XX', alojada en su claustro. Su hilo conductor es la admisión, transporte y entrega de la correspondencia, y, en torno a ello, alberga piezas originales de gran valor, procedentes del Museo Postal y Telegráfico, que hablan de tiempos lejanos y de otros que los visitantes que peinen canas recordarán. Es el caso de los buzones-columna de mediados del siglo XX; de aquellas carteras de cuero que, llenas de cartas debían de pesar Dios y ayuda a quienes cargaban con ellas, o de las pesas para las cartas, similares en su forma aunque más pequeñas, a aquellas otras que se empleaban en muchos comercios, aunque con mucha mayor precisión.
Junto a ellas también puede verse un receptor morse perforador, de 1870; un aparato de radio de galena de 1930 o el primer prototipo de teléfono Bell de España de 1882. También se expone un gorro de uniforme de telegrafista del año 1911 y una cornamusa de 1844. Este instrumento, que aparece en el actual logotipo de Correos, remonta sus raíces a cuando el correo era transportado a caballo. Entonces, los carteros tocaban un corno para avisar de su presencia al llegar a las poblaciones.
El contenido de la muestra se completa, entre otros objetos, con un arcón para el traslado de la correspondencia del siglo XIX; una bicicleta para el reparto, de principios del siglo XX; itinerarios para encaminar la correspondencia; láminas originales con uniformes de Telégrafos del siglo XIX y un teleimpresor de los años 50 para la transmisión de telegramas.
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