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La Rueda: una ofrenda y un litigio
La multitudinaria procesión cumplió con el ritual de honrar al Santo y recordar un viejo conflicto entre Consistorio y cabildo
Por la tarde las calles volvieron a llenarse de público con motivo de la procesión cívico-religiosa de La Rueda, hoy multitudinaria y antaño tan desierta que, cuentan los mayores, había que ir por los bares para pedir voluntarios para sacarla.
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Cuenta el historiador Francisco Javier Díez Morrás que la actual procesión es, en realidad, una antigua ofrenda que hacía la ciudad a su santo fundador la víspera de su festividad, «no para conmemorar el milagro de la rueda, tal y como repite hoy la creencia general, sino para agradecerle sus milagros, su benevolencia, su caridad. En fin, su obra».
Al respecto explica que, desde tiempo inmemorial, el concejo hacía una ofrenda a Santo Domingo de una rueda de cera que se colgaba frente al sepulcro del Santo el día 11 y permanecía encendida durante semanas. Añade, a continuación, que «hay documentación del siglo XVII que nos habla de que esa procesión previa estaba animada con danzas, títeres, saltimbanquis, etc.» y que la ofrenda experimentó un cambio radical a partir de 1768. «Ese año, el Ayuntamiento tuvo que reducir el valor de la cera que ofrecía por mandato de la Corona, de 1.500 a 500 reales, lo que sentó muy mal al cabildo catedralicio, el cual se negó a recibir esa ofrenda reducida. Fue entonces cuando el Ayuntamiento fabricó el actual artilugio de madera que se procesiona cada 11 de mayo».
Todo ello se escenifica en la procesión, en la que los calceatenses cargaron con ella, la bailaron y después la izaron en la catedral mientras la coral calceatense interpretaba el villancico 'Resuene'. Después, muchos se fueron a por la cebolleta y a participar de los demás actos de un programa que mañana viernes atravesará su ecuador con las honras al patrón.
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