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Juan López-Escobar, ayer en Santo Domingo de la Calzada, donde dio una conferencia. :: albo
«Se hizo todo lo posible por Julen»

«Se hizo todo lo posible por Julen»

Juan López-Escobar La 'voz' del rescate del niño que cayó al pozo de Totalán

JAVIER ALBO

Domingo, 14 de julio 2019, 13:53

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Juan López-Escobar nació en Trubia (Asturias) y es delegado por Málaga del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur. En enero, en cuanto tuvo conocimiento de que el pequeño Julen había caído a un pozo en Totalán se presentó a la Guardia Civil y puso a su disposición todos los medios humanos y técnicos del departamento que dirige. A la vez hizo una petición: que en el rescate participara la Jefatura de Minas de Málaga y la Brigada de Salvamento de Hunosa. Desde ese momento unió a su calidad de experto el ser la voz de las operaciones. «Ningún minero se queda en la mina y Julen ahora es un minero», dijo a todo un país pendiente de aquel maldito agujero.

Sin duda, fue el trabajo más difícil de su vida, por sus especiales connotaciones humanas. «Fue duro, una mezcla de sentimiento de dolor, pero también de satisfacción en cuanto a la solidaridad que se vivió», explica. Todo lo empañó el desenlace, previsible por otro lado. La esperanza es lo último que se pierde y a ello se aferraron. «Esperábamos un milagro pero no pudo ser. Seguramente su hermano le echaba de menos y vino a buscarle», relata. ¿Creyó en que el milagro era posible? «Lo deseaba...», contesta. «Yo decía que luchábamos contra la lógica. Pensándolo fríamente las esperanzas eran prácticamente nulas. Julen cayó desde una altura equivalente a treinta pisos y lo lógico es que hubiera fallecido en el momento», recuerda. Pero siempre trabajaron como si el niño estuviera vivo.

De las labores de rescate habló ayer en una conferencia en Santo Domingo de la Calzada, organizada por la catedral. Proteger el tubo en el que estaba Julen para evitar nuevas caídas de materiales fue la primera actuación; después, acometer la obra civil para acercar a la brigada minera hasta donde estaba el niño. «Los mineros estaban avergonzados de que los consideraran héroes, porque decían que eso es lo que realmente hacen ellos en la minería», recuerda.

«Un error decir 48 horas»

De hecho, el suceso también sirvió para dar visibilidad al trabajo de los ingenieros y mineros, todo ello, en medio de la gran presión que suponía un país entero con los ojos puestos en la operación. «Era importante que se diera una imagen de seriedad y de transmitir que las cosas se estaban haciendo bien. Éramos un escaparate al mundo y había que ser muy prudente. Al principio se cometió un error al hablar de 48 horas, probablemente por desconocimiento, pero hablar de plazos que no se pueden cumplir genera mucha frustración».

López-Escobar subraya que el esfuerzo fue «titánico», tanto en medios como en personas, y que se hizo en días un proyecto para el que se tardan meses. El suelo lo puso difícil, en grado superlativo. «Era un terreno tan escarpado que hasta subir la maquinaria era un problema», dice. Y durísimo. Su conciencia está tranquila: «Se hizo todo lo humanamente posible. Queda la satisfacción de haberse volcado todo el mundo. Fue todo un ejemplo de solidaridad», indica.

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