

Secciones
Servicios
Destacamos
San Blas y Santa Águeda han sido siempre para Treviana unos días muy especiales que, poco a poco, han ido perdiendo sus tradiciones. Era la semana grande en el pueblo, cuando los estudiantes disfrutaban de una semana sin colegio, y era costumbre que los mozos saliesen en San Blas e invitasen a las mozas a un almuerzo para que, luego, en Santa Águeda, fueran ellas las que ofrecieran una comida a los jóvenes.
«Las chicas cantábamos y cada cuadrilla tenía muchas tonadillas, que ensayábamos un mes antes de Santa Águeda. Nosotras lo hacíamos en las cuadras para que no nos escucharan con el sonido de los animales», recuerda Dolores Cantabrana, vecina de Treviana. «Entonces éramos cuadrillas muy grandes, había unas 15 o 20 y cada una con unos 15 chavales del pueblo», explica.
Ese día se paseaban por las casas y entonaban las distintas canciones a los vecinos que les daban un presente, sobre todo, pan, huevos y chorizo, y con ello preparaban siempre una tortilla.
«A los que no nos daban nada, se la guardábamos. Atábamos una piedra a una soga y le aporreábamos la puerta a las dos de la mañana, o le metíamos palillos en la cerradura», comenta entre risas Dolores.
Después, siguiendo la tradición, a quien en un juego de azar con una baraja le tocaba el as de oros tenía que cocinar para los demás, aunque de ello solía encargarse la madre del joven poco afortunado. «A mi madre siempre le tocaba preparar la comida, porque éramos siete hermanos, pero a ella no le molestaba», rememora divertido Juanjo Lacalle, vecino de 95 años.
Gloria Carcedo recuerda esos días y lamenta, junto con sus vecinos de más edad, que «esta era una celebración muy bonita que se ha perdido, los jóvenes ya no salen a cantar, es muy triste».
Por ello, este pasado fin de semana un grupo de vecinos de la localidad se reunió para celebrar San Blas y Santa Águeda. Lo hicieron en fin de semana para que pudiesen acudir más trevianeses que viven fuera del pueblo. Llevaron a cabo una comida, que reunió a cien personas. Este día, Gloria y Dolores enseñaron a los más jóvenes estrofas de esos cantares populares que ya son una tradición olvidada para muchos.
Uniendo sus voces recordaron una costumbre que, en su día, fue muy popular y sobre la que los jóvenes interesados en la historia de su pueblo aún están a tiempo de aprender de sus mayores.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
María Díaz y Álex Sánchez
Almudena Santos y Leticia Aróstegui
Roberto G. Lastra | Logroño
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.