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El cabezudo del Payaso de Ezcaray cruza el río Oja persiguiendo a los jóvenes para dar los tradicionales zurriagazos. ::

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El cabezudo del Payaso de Ezcaray cruza el río Oja persiguiendo a los jóvenes para dar los tradicionales zurriagazos. :: Diego Marín A.

'La Negrita' era el alcalde de Ezcaray

La comparsa de gigantes y cabezudos vuelve a hacer disfrutar a niños y adultos

Diego Marín A.

Ezcaray

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Domingo, 12 de agosto 2018, 00:01

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Apenas se puede aparcar el coche en la calle este fin de semana en Ezcaray, el municipio hierve durante las fiestas de San Lorenzo, multiplica su población y se intensifica el tráfico de gente y vehículos. Por ejemplo, ayer apenas se podía transitar en el habitual mercadillo sabatino. Y el acto central de la jornada festiva, junto a la actuación de Serafín Zubiri por la noche en el parque Tenorio, fue la segunda salida de la comparsa de gigantes y cabezudos, secundada por un millar de personas. Quienes más la disfrutan y 'sufren' son los jóvenes, corriendo detrás de unos cabezudos que lo mismo se ensañan con la víctima que, simplemente, la indultan y le dan la mano amistosamente.

Rafa Arechinolaza, ezcarayense de 43 años, es uno de los más veteranos, por eso porta el cabezudo del Baturro, por sus 27 años de experiencia bajo la máscara. «'El baturro' es el mítico de las fiestas y se va ganando con el tiempo, hay algunos cabezudos que sólo los sacan los más veteranos porque son los que tienen fama de pegar más», explica Arechinolaza. Y no sólo le gusta a él, disfrutan igual sus hijas, aunque confiesa que, a la hora de dar zurriagazos, «ni la mujer ni las hijas se libran». Y ante la pregunta de por qué pegan los cabezudos, la respuesta es enigmática: «No lo sé. Se empezó dando flojo... y hasta lo que hemos llegado estos días».

También hay cabezudos 'extraoficiales'. Al menos cuatro niños portan ya sus propias máscaras, son la cantera. «Como tenemos un gran volumen de cabezudos y hay que mantenerlos, tenemos un taller que lleva Jonás Díez y de ahí salen también los cabezudos pequeños», explica el concejal de Festejos de Ezcaray, Tomás Santamaría.

Ayer la sorpresa la dio 'la Negrita', cabezudo que incluso bajó a la poza del puente roto para azotar a algunos bañistas, siempre amistosamente. Era el alcalde, Diego Bengoa, disfrutando del anonimato y cubriendo una baja. «En la plaza me han reconocido y ya no me llamaban Negrita sino 'alcalde'. Me lo he pasado mejor que los chavales», confesó. Los hermanos Chema y Tete Vázquez estrenan el nuevo cabezudo 'la Chata' y también disfrutaron: «Es una gozada sentirte parte de la tradición de este pueblo, es una pasada, muy emocionante».

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