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Martes, 19 de febrero 2019, 12:59
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El susto ha sido de órdago pero parece que va a quedar en eso, en un disgusto muy grande pero con final feliz. El niño de dos años que cayó desde un quinto piso al tejado de un tercero en Nájera está estable y evoluciona favorablemente, según ha podido saber Diario LA RIOJA. El pequeño permanece ingresado en la unidad intermedia de Pediatría del Hospital San Pedro, pero las noticias que llegan desde ahí son positivas.
El suceso se produjo este lunes, alrededor de las cinco de la tarde, cuando el niño se precipitó desde la terraza de un quinto piso en el número 67 de la calle Arrabal de la Estrella, de Nájera, al tejado del número 65 de la misma calle, con una caída de algo más de 6 metros. Fueron los bomberos los que, tras llegar al lugar, subieron mediante una escala telescópica hasta el tejado, donde el pequeño no dejaba de llorar mientras su madre desde la terraza trataba de calmarle para evitar que hiciese algún movimiento que pudiera agravar su situación y sus heridas.
Una vez fue bajado en la cesta por los bomberos hasta la calle, acompañado de su oso de peluche, los efectivos sanitarios destacados al lugar se hicieron cargo de él, trasladándolo entre lloros hasta el interior de la ambulancia, donde recibió los primeros auxilios. Más tarde llegó al lugar una UVI móvil procedente de Haro, donde tras los primeros trabajos de estabilización del pequeño, este fue llevado para proceder más tarde a su traslado al Hospital San Pedro para poder realizarle un examen en profundidad de los daños sufridos.
Uno de los médicos que atendió al niño indicaba a su madre que el muchacho se encontraba bien, dentro de la gravedad de la caída, con golpes en la cabeza, cara y pecho, pero que se le iba a trasladar al hospital para un examen exhaustivo. Eso sí, señalaba que el herido no había perdido la consciencia en ningún momento.
Dos agentes de la Guardia Civil subieron hasta la terraza del piso donde se había producido el accidente, a fin de realizar una primera inspección, señalando que muy posiblemente el pequeño pudo subirse a un barreño que había en la terraza para poder encaramarse al borde de la terraza, donde podría haber perdido el equilibrio en dirección al tejado contiguo, tal vez intentando buscar el oso de peluche que, posiblemente antes hubiera arrojado desde el interior de la terraza de una forma accidental.
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